Por: Francisco Escandón Guevara
Después de la Consulta Popular, el gobierno de Noboa
anunció la firma de un nuevo convenio con el Fondo Monetario Internacional.
Durante seis décadas, desde inicios de 1960, suman más de una veintena de
créditos entregados por este organismo multilateral al Ecuador, pero el país no
despega y sigue atrapado en los tentáculos de la deuda.
Para la firma de este convenio, el hijo del magnate bananero cumplió de
antemano algunas de las condiciones que incluyen los programas del FMI. La
serie de leyes neoliberales, aprobadas gracias a la mayoría legislativa de
socialcristianos, correístas y oficialistas, le permitieron alcanzar un crédito
en tiempo récord por 4000 millones de dólares que se desembolsarán durante los
próximos cuatro años.
Tal parece que el incremento del IVA al 15%, el perdón de deudas a
millonarios morosos, la apertura de zonas francas, el acuerdo comercial con
China, etc., son insuficientes para los apetitos fondomonetaristas;
probablemente otras servidumbres como la eliminación del subsidio a los
combustibles, las privatizaciones de áreas estratégicas, la reducción de
inversión pública y/o el impulso al extractivismo minero-petrolero serán las
condiciones impuestas en el convenio firmado. Un verdadero pacto con el diablo.
El crédito conseguido es un paño de agua tibia que no sanará la grave
enfermedad fiscal del país, apenas servirá para pagar este año a los acreedores
de la deuda externa, pero el problema es mayor. El presupuesto del Estado 2024
nació con necesidades de financiamiento por 11462 millones de dólares, de
ellos, alrededor de 6000 millones se costearán con deuda interna, otra vez el
IESS será la vaca lechera, sin consultar a afiliados y pensionistas, se
comprarán bonos del Estado por nuevos 2000 millones.
¿Se pueden esperar resultados diferentes si siguen haciendo lo mismo?
Evidentemente no. El esquema de endeudamiento es insostenible, solo beneficia a
un puñado de chulqueros que se benefician de la especulación financiera,
mientras se somete al pueblo a políticas neoliberales criminales.
La moratoria del pago de la deuda externa es una alternativa viable.
Frente a esta situación de emergencia económica le permitiría liberar al Estado
más de 9000 millones de dólares, en estos próximos tres años, para reasignarlos
a reactivación productiva, generación de empleo digno, seguridad ciudadana e
inversión social.
La moratoria no es una utopía, es una herramienta necesaria para salir
del agujero negro en el cual está sumida la economía nacional. La amenaza del
estallido de una crisis de deuda es real, sobrevivir es obligatorio.
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