Todos los días,
Medardo Caicedo escucha el sonido de las olas del mar en la costa de
Esmeraldas.
Confiesa
que ‘acarician’ sus sentidos, pero solo hay una resonancia que lo lleva al
extremo: el que nace del roce entre su piedra de corte y los productos
extraídos de la naturaleza, que luego se convierten en obras de arte.
En
un inicio, observó a su hermano elaborar cadenas, pulseras, marimbas pequeñas y
otras artesanías con madera, tagua, coco y moluscos. Ahora él le enseña lo
mismo a su hijo que lo acompaña en el puesto de venta de productos artesanales
ubicado junto al mar.
Uno
de sus trabajos más costoso (100 dólares) es una cadena rojiza hecha del
molusco Spondylus, que se encuentra con mayor frecuencia en las playas del sur
y norte de Esmeraldas. De allí extraen también el coral, al cual Medardo luego
le da forma en su taller artesanal.
Enamorados del arte
En
Esmeraldas son incontables quienes se dedican al rescate cultural mediante el
arte. Pero solo en la playa de Las Palmas están 10 artesanos exponiendo sus
trabajos en mesas llenas de cadenas, aretes, pulseras, réplicas de marimbas o
de tortugas bien trabajadas.
Medardo
Caicedo, de actitud jovial y de hablar rápido, destaca el amor e importancia
que los extranjeros le dan al trabajo artesanal esmeraldeño, pero lamenta que
el lugareño, incluso, pida descuentos en piezas de 50 centavos, como una
pulsera tejida con piolas.
“Desde
pequeño escuchaba en el barrio el sonido de la marimba, pero más del bombo y el
cununo en los chigualos (ceremonia fúnebre o de velación del cadáver de un niño
menor de 7 años). Desde allí creo que me enamoré de la marimba y luego de todo
lo que es artesanía”, recuerda.
La negritud en escena
En
los centros artesanales de la ‘provincia verde’ también se hacen con macillas
réplicas del hombre y de la mujer negra en diferentes momentos.
Asimismo,
está la elaboración de instrumentos musicales tradicionales, como el bombo y el
cununo, hechos con madera, cuero de vaca y amarrado con cabuya. Para las
réplicas de marimba se utilizan la caña guadúa, el pambil y la madera.
Todo
debidamente pulido para que estéticamente sea atractivo para la venta de los
productos que nacen de la creatividad artesanal. (MGQ) Fuente: Diario La Hora
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