Por: Natalia Sierra
En las elecciones últimas, la coincidencia entre el progresismo correísta y
el socialcristinanismo se hizo absolutamente evidente en el apoyo unísono que
estos dos grupos hicieron al triunfo de Lasso frente a Pérez, y que empujo al
primero a retirarse del acuerdo de apertura de urnas al que había llegado con
el segundo. Estaba claro, para quien quería leer más allá de las retóricas
políticas, que al PSC y a UNES les convenía el acceso de Lasso a la segunda
vuelta. Era evidente que la entrada de Pachakutik al balotaje final aseguraba
su llegada al gobierno, sobre el candidato de UNES. Entre el liberal Lasso —a
quién en el imaginario social mayoritario se lo liga al feriado bancario, al
desastre neoliberal y a la insensibilidad financiera frente al drama de la
pandemia— y el ecologista Yaku Peréz como alternativas del progresismo
conservador —a quienes la gran mayoría de la población los ve desconfianza y
rechazo por el pasado reciente, marcado por la corrupción y el autoritarismo—
no existía duda de que el candidato de Pachakutik arrastraría la mayoría de la
votación.
UNES y el PSC/CREO cerraron filas para
impedir el paso de Pachakutik a la segunda vuelta, manipulando las acciones del
CNE y la línea de opinión de los grandes medios de comunicación se aseguraron
disputar la presidencia entre ellos, al final de cuentas han trabajado juntos
los últimos 14 años. Con su escenario electoral arreglado entraron salvajemente
a disputar la votación de Pachakutik y la Izquierda Democrática, usando las
formas más perversas de la campaña sucia, no solo entre ellos, sino contra los
partidos que obtuvieron el respaldo social que en la primera vuelta dijo NO al
progresismo correísta y al socialcristianismo lasista. Los peores ataques de
los UNES y los PSC-CREO no eran entre ellos, eran en contra de Pachakutik por
haber planteado el voto nulo. En un juego maniqueo e hipócrita: los UNES les
acusaba de ser de derecha, de agentes de la CIA, de haber hecho pactos con los
socialcristianos, etc., los PSC-CREO le acusaban de ser ingenuos, manejados por
el correísmo, ignorantes políticos y un etc. racista que coincidencialmente
compartían con los progresistas neocoloniales. Los voceros de la derecha llenaron
todos sus medios diciendo que su candidato Lasso acabaría con el correísmo, que
lo enterraría definitivamente sin contemplación, porque tiene “la honestidad
del banquero para acabar con la corrupción del correísmo y sancionar a los
responsables sin miramientos”, además “como un buen empresario que es, tiene el
proyecto político de salvación nacional.”.
Al final, el anticorreísmo peso más
que el antineoliberalismo, y los PSC-CREO se hicieron con la presidencia.
Saltaron enfurecidas las voces de los progresistas nacionales y regionales a
culpabilizar a “los indios” del retorno de neoliberalismo socialcristiano, los
acusaron de todos lo que se pueda acusar, apuntalados en su autodefinición de
ser “la verdadera izquierda”, esa que tiene todo calculado y controlado desde
el esquema de la revolución por etapas, etc., etc., etc. “Agentes de la CIA,
indios falsos, traidores, vendidos, estúpidos, infantiles, pachamamistas,
hippies noveleros, imperialista camuflados…”. “Se quedarán solos traidores,
ojalá les quiten los ojos, serán responsables del feriado bancario versión 2,
……..”. Para que se va a repetir, si fue pública la arremetida violenta de los
defensores de la “revolución progresista.”. Lo extraño de toda esta reacción es
que, mientras toda la “izquierda” defensora del progresismo saltaba enfurecida
en contra del “pacto neoliberal del Pachakutik”, el mismo día del triunfo de
CREO, su “líder revolucionario” salió a felicitar a Lasso y a ofrecer que su
movimiento dará gobernabilidad al proyecto neoliberal del nuevo presidente.
Quien no quiere ver que no vea, pero los amores del poder eran explícitos, no
hay que buscarlos ellos se exponen solos.
Aún no se posesiona el nuevo
presidente y el desenvolvimiento de la historia del poder se muestra en lo que
siempre ha sido: las peleas públicas entre supuestos proyectos políticos
antagónicos son el circo que se monta para la sociedad, en los camerinos la
cosa va de pactos y acuerdos entre socios. Ahora ya no importa que Lasso sea
banquero, neoliberal, que firme tratados de libre comercio, que sea el mejor
amigo de los gringos, que gobierne con los socialcristianos, lo importante es
la gobernabilidad neoliberal en el país como prometió el líder.
Por otro lado, la derecha ideológica
que puso todas sus esperanzas en que Lasso termine con el correísmo y les haga
pagar por sus delitos, se da cuenta que para la derecha económica y política no
importa la libertad de expresión, ni la separación de poderes, ni la
democracia, ni los derechos humanos, solo importan los negocios. La derecha
ideológica está por fuera del principio de realidad dominado por la derecha
económica. Lo propio diría para la “izquierda progresista”, está por fuera del
principio de realidad dominado por los negocios de sus líderes progres. “Todo
sea por la gobernabilidad y los negocios, viva la democracia.”.
Ciertamente que no hay una tercera
vía, hay la vía de los negocios capitalistas y el camino de la emancipación
social.
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