Por: Renato Palacios
La
plena le digo, mi só. Estar adentro es estar en el infierno, verdad purita le
digo. Eres tú o son ellos. Te portas como macho en todo momento o te clavan el
adiós por débil. Doce años estoy pagando por andar con mis sobrecitos de
marihuana. Yo no le hacía daño a nadie, mi só. Pero así es esto. ¿Yo qué culpa
de ser pobre, a ver? Y no sabe lo que era mi viejo de pervertido, nos hizo la
casita a todos. Si hubiera estudiado como usted otro gallo cantaría en
diciembre. Uno solo sabe de calle, de sobrevivencia gallinazo. Ya bacán, acepto
mis culpas, mis hijueputerías, pero no así; a uno lo mezclan con todos y de a
poquito se vuelve malo nivel geibor.
Por
tonteras lo encierran a uno. Porque los que roban y trafican en serio, esos
andan libres, haciendo sus nego tranqui, cenando con los políticos. Créame,
varón, yo sé lo que le digo. A esos debían serrucharle la cabeza, mi só. Si por
un celular, por una billetera a uno le clavan años. Los otros que roban
millones deben ser los apestados, no uno. Esa pendejada de la fiscalía solo nos
crucifica a los que no tenemos ni para pagar un abogado ni nada. Venganza es lo
que uno lleva en la sangre, si sabe. Quédese una semana en el hueco a ver cómo
se transforma; por diosito que le juro. Uno se hace maldito, carne desechable.
Desde el
primer día que me encanaron tuve que volverme un quémevespuechatumadre. No ve
que yo era carne fresca, y algunos querían hacerme la maldad, convertirme en la
hembrita del grupo. Y no hay chance, varón. Ahí nomás casi me matan entre cinco.
Un mes hospitalizado estuve, y cuando regresé, ya no le dí chance a nadie. Me
armé con mis palitos de pincho, y tóma tu vuelta mmv. Ni dormía los primeros
meses, mi só. No se puede. El miedo, varón, el miedo a que te acuchillen te
mantiene alerta, te vuelve loco, poseído. Eso es miedo, no cualquier huevada.
Pero no puedes mostrarte marica frente a ellos, sino valiste. Recién ahorita
lloro, son lágrimas de varón por estar en esa puta celda tanto tiempo, solo
viendo pasar los días. Catorce estamos durmiendo ahí, donde solo debía estar
seis. Y no quieren que uno se vuelva arrecho y matón. Solo somos carne para la
morgue, mi só.
Estamos
peor que antes. No sé en qué momento nos triplicaron el ganado, sosito. Eso fue
en la época del man que ganaba todas las elecciones, verdá. ¿Cómo nos van a
encerrar con tantos y tan lejos de las familias?; eso es contra los derechos
humanos de nosotros. Antes me visitaban pasando un día, me traían cualquier
sopita; ahora una vez al mes. Sí que se extraña a la mamá, a la familia. Eso
fue maldad purita, varón. Estamos hacinados como sardinas. Ahora, el tullidito
ni zona de lo que pasa; ese man y su combo valen harta gaver, más claro. Acá
algunos sí nos damos zona con la política. A esos mmv les valemos tres atados;
si por ellos fuera, mejor que nos matemos entre todos; no ve que somos la
escoria de la sociedad, los indeseables, sosito, los mejor muéranse.
Rehabilitación
dicen. Ese sí que es chiste de los malos. ¿Usted es licenciado? Usted debe
saber que acá nos graduamos de licenciados también, pero del crimen, del odio,
de la mentira, de la droga. Solo es cuestión de hacerle brillar el billete a un
guía, y ya pues, adentro pasa todo. Pasan cuchillos, machetes, pistolas,
celulares, polvo mágico. No me va a creer, mi só, pero yo vi cómo se lo
cobraron a uno por no obedecer; le dieron tu estáte quieto, y ahí quedó,
templado boca arriba viendo las estrellas. Tres hijos tenía el Viche, y se lo
soplaron.
Ya solo
me falta un año para que me despachen de este infierno. Pero ¿para qué? ¿Quién
me va a dar la mano después de estar marcado de por vida? Si solo sueño en
sangre, en gritos, en gente chuchatumadre que es peor que animal. ¿Y el
tullidito vivirá tranquilo, no cierto? Claro, a esos manes no hay fiscalía que
les clave ningún filo.
Ya es hora de guardarme, licenciado. No le cuente a nadie que lloré, dígale que soy un bravo, un capitán de la maldad, mi só. Cuídese del Covid y de los políticos que son es peor que los que ayer masacraron, peor que las cucarachas. Mejor dicho, olvídese, ya sabe que uno es la última basurita del asfalto.
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