Por: Revista Rupturas
Un saludo fraterno y
cordial a todas y todos quienes valientemente conforman los medios alternativos
de comunicación, demostrando iniciativa y compromiso con los sectores
marginados y oprimidos de este país, brindando su apoyo constante en la
visibilización de la realidad injusta que padecemos día a día, ya que siempre
ha sido encubierta por los medios masivos del gran capital.
Mi
nombre es Wilson Suárez durante veinte años he sido activista, defensor de los
derechos humanos y de la naturaleza, visibilizando la problemática ambiental y
social de las comunidades afectadas por la actividad extractivista de
hidrocarburo en el norte de la Amazonía ecuatoriana, dentro de esas luchas está
la exigencia por la provisión de agua sana sin contaminación petrolera. Hoy a
consecuencia de dicha actividad fui inculpado de un delito que no cometí y
estoy privado de libertad con una sentencia aproximada de 10 años y actualmente
me trasladaron desde la cárcel de Lago Agrio a la cárcel del Turi-Cuenca.
Comprendiendo
que no existe prejuicio alguno sobre mi situación, presento ante ustedes la
siguiente propuesta:
Antes
debo decirles que las cárceles son un espacio para encubrir los efectos de un
modelo de desarrollo injusto e inhumano.
Los
centros de privación construidos a imagen y semejanza de las cárceles gringas,
donde se ha realizado una inmensa inversión económica con capacidad para
albergar a miles de personas y a pesar de ello vivimos en hacinamiento con un
aproximado de 43 mil personas privadas de libertad.
Es
acá es el mundo olvidado donde miles de personas estamos aislados del mundo
externo, apartados de la sociedad criminalizados de por vida, bajo un aparente
sistema de rehabilitación y reinserción social que se contradice con la
realidad social y económica de este país. Donde existe toda una manipulación y
al preso se lo sostiene como objeto rentable en este negocio lucrativo.
La
forma como nos criminalizan y nos satanizan han hecho que haya el repudio en un
alto porcentaje de la ciudadanía, logrando así invisibilizarnos y poder
utilizarnos acorde a su conveniencia, evitando a toda costa que nuestra voz sea
escuchada.
Los
derechos del preso son funcionales al sistema, al igual que el COIP y toda la
dinámica a nuestro alrededor, jueces, fiscales, abogados, SNAI, funcionarios;
toda una burocracia como sinónimo de corrupción.
En
base a esta realidad les propongo me ayuden, me den su mano amiga y de forma
conjunta construyamos un espacio de visibilización, mediante el desarrollo de
diálogos, análisis, debates, reflexiones, alternativas; donde la voz de los
privados de libertad salga a la luz y poder sensibilizar a gran parte de la
sociedad ecuatoriana y demostrarles que en las cárceles si hay seres humanos
con capacidad de raciocinio, con sentimientos, con cualidades, con sueños y
esperanzas. Claro tomando las medidas del caso.
En
estos momentos atravesamos el contagio del coronavirus en algunas cárceles del
país, poniéndonos en riesgo eminente y sin poder notar acciones de contingencia
por parte de las autoridades del Sistema Nacional de Atención Integral (SNAI),
en base a ello estoy realizando un pliego de peticiones para que se pueda hacer
publico y genere opinión, para ello debo contar con ustedes en este primer
accionar coyuntural.
Esperando
me haya explicado y ustedes como receptores me hayan comprendido con la
profundidad del sentido de esta propuesta, me despido de ustedes esperando
obtener una respuesta positiva y desde ya reitero mis sinceros agradecimientos.
Caminantes
no hay camino, se hace camino al andar……
Atentamente,
Wilson
Suárez
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