Luego de la
implosión del socialismo real, iniciada en 1953 como proceso de restauración
del capitalismo en la Unión Soviética, varios pensadores postmodernos
caracterizaron a ese momento como el fin de la historia, la victoria del
liberalismo en la economía y la configuración de la nueva era de la
globalización en la que se impuso hegemónicamente los Estados Unidos de
Norteamérica como modelo de civilización a emular. Para dichos intelectuales el
nuevo mundo era unipolar y no tenía contendor.
Sin embargo de que es correcto señalar que los
yanquis son la principal economía mundial, pero no la única; los intereses de
otras superpotencias están a la orden del día. Bastaría pasar revista a las
pugnas abiertas en el Consejo de Seguridad de la ONU, a los bandos que se
alinean en alguna guerra localizada, al reparto de zonas de influencia comercial
y económica, a la expoliación de
recursos naturales de varios países dependientes; etc., para concluir que una
de las contradicciones generales de la época actual es la existente entre los
países desarrollados o mejor llamados imperialistas.
¿Qué países pueden ser clasificados como
imperialistas y sus políticas como repercuten en los países dependientes? Es
una pregunta que requiere una explicación concreta.
Lenin en su obra El imperialismo fase superior del
capitalismo, establecía las características esenciales de los países
imperialistas:
Se imponen los intereses de los monopolios que
alcanzan dimensiones transnacionales.
Se fusiona el capital bancario con el industrial en
el conocido capital financiero.
Predomina la exportación de capitales, sobre las
mercancías. Deuda externa
Se reparte el mundo entre monopolios capitalistas.
Uso de la violencia, de las guerras de agresión,
para resolver las contradicciones interimperialistas.
Expuestos los rasgos característicos del
imperialismo nos queda juzgar: ¿las relaciones comerciales del Ecuador son de
un país dependiente frente al imperialismo; o, se trata del ejercicio de la
libre soberanía como afirma la propaganda gubernamental?
La respuesta cae por su propio peso. Por lo tanto,
el acuerdo comercial (TLC) que firmará Correa
con Europa, los préstamos millonarios conseguidos en China, las
concesiones mineras a transnacionales, las inversiones en los sectores
estratégicos alcanzados en Rusia; etc., no es más que una política de
renegociación de la dependencia típicamente usada por los gobiernos de la
partidocracia de la larga noche neoliberal. ¡He allí la condición de su
majestad!
Lcdo. Francisco Escandón Guevara
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