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lunes, 12 de diciembre de 2016

ACCIDENTES DE TRÁNSITO EN EL AÑO 2016 DEJAN 1 7 532 HERIDOS EN LAS VÍAS

Está preocupada. María Victoria Peña lleva más de dos meses internada en una clínica de Guayaquil y tiene miedo de salir a la calle en silla de ruedas. No sabe cómo reaccionar cuando la gente trata de ver sus piernas amputadas, pues no está acostumbrada a exponerse.

En la casa de salud todos saben lo que le sucedió. La televisión y los periódicos publicaron el accidente de tránsito por el que le mutilaron las dos piernas. Era 21 de septiembre. Ese día, caminaba por la vía a Samborondón, cuando fue embestida por un automóvil que al evitar un choque la lanzó contra otro vehículo.

Los dos carros le cambiaron la vida de un momento a otro, igual que a Isaac Saltos. Hace siete meses, un auto lo atropelló mientras se dirigía a tomar el bus para trasladarse a la construcción en donde trabajaba como albañil. El hecho ocurrió en la av. Juan Tanca Marengo, en el norte del Puerto Principal. A él también tuvieron que amputarle la pierna derecha, luego de ser arrollado por un automóvil que no respetó la luz roja del semáforo. Luego el chofer huyó del lugar.

El mismo día cuando María Victoria e Isaac contaban lo que les había sucedido en Guayaquil, en Quito el siniestro vial más fuerte de este año causaba 19 heridos y 14 muertos.

Solo en 10 meses de este año, los accidentes en las carreteras dejaron 17 532 personas lesionadas en el país. En ese mismo período del 2015 hubo 20 930 heridos.

Los socorristas saben que las amputaciones se producen en casos extremos. En el accidente de Oyacoto ningún sobreviviente llegó a ese punto. Pero sí sufrieron golpes en la cabeza, traumas a nivel del tórax y en el abdomen.

A María Victoria los doctores le han dicho que es un milagro que esté viva. Poco recuerda de lo sucedido. Era una persona activa que le gustaba pasear y ahora está a la espera de que le pongan prótesis.

Isaac también busca recuperarse. Es padre de dos niños, de 8 y 10 años, pero perdió su trabajo luego del siniestro. Ahora está a la espera de conseguir un empleo para poder mantener a su familia. “Por ahora mi esposa es la que está trabajando, pero sus ingresos son mínimos”.

Él utilizó muletas hasta el 3 de noviembre pasado, cuando recibió una prótesis del Hospital de Guayaquil.

En el departamento de Órtesis y Prótesis de ese centro de salud se trata actualmente a 41 pacientes con lesiones por accidentes de tránsito. El año pasado atendieron a 64.
La fisioterapeuta Martha Solís advierte que la mayor preo­cupación de los pacientes es que después de todo terminen con limitaciones físicas.

Más víctimas jóvenes ​
En su informe emitido el mes pasado, la Organización Mundial de la Salud indica que las lesiones causadas por accidentes son la causa principal de muerte en el grupo poblacional de 15 a 29 años de edad.

Verónica Orellana tiene 19 años y perdió su mano derecha el año pasado, cuando el bus interprovincial en el que viajaba chocó con una camioneta en la vía Jipijapa-Guayaquil.
Antes del siniestro trabajaba como secretaria en una firma de abogados, pero luego renunció por el estrés que le originó la desmembración.

Comenzó una terapia psicológica y superó el temor que tenía de que la vieran sin su mano. Ahora utiliza una prótesis y la cooperativa del bus que la afectó le pagó una indemnización de USD 5 000 para cubrir los gastos. “Pero nada compensa el no tener la mano”.

Hace 12 días se cumplieron dos años desde que Amelia, una niña de 9 años, perdió su brazo izquierdo. Era la única opción para salvarle la vida, luego de que el bus en el que viajaba se accidentara, con 64 ocupantes, en la provincia de Cotopaxi.

“La situación es muy difícil; para nosotros, es doloroso verla sufrir, pero al mismo tiempo le damos gracias a Dios de que está con vida”, decía entonces su madre. Apenas ocurrió la operación, los médicos prepararon a la familia y le dijeron que deberá aprender a realizar sus cosas solo con el brazo derecho. La atención psicológica también era importante.

La fisioterapeuta Solís asegura que esa terapia y el acompañamiento de la familia son importantes después de un accidente en condiciones extremas. “La idea es que las víctimas no se vuelvan vulnerables o se depriman fácilmente”.

A María Victoria siempre la acompaña un pariente. Hasta ahora la clínica es su refugio y allí se distrae viendo televisión o leyendo el libro ‘Cuando Dios susurra tu nombre’, que se lo regaló un amigo. “Pienso en lo que vendrá y en que la ciudad no hay mucho acceso para personas con discapacidad”. El Código Penal (art. 379) dice que en los delitos de tránsito que tengan como resultado lesiones a las personas se aplicarán las sanciones establecidas en el artículo 152, pero reducidas en un cuarto de la pena mínima prevista en cada caso.

En el 152 se advierte que la persona que lesione a otra podrá ir a la cárcel hasta siete años, según la gravedad.

El abogado Roger Tumalli, quien conoce este tipo de casos, considera que es necesario aumentar las condenas. Con él coincide Xavier Torres, otro abogado, quien dice que las penas actuales no permiten sancionar adecuadamente a los responsables de los hechos.

María Victoria también es abogada. Cuando se le pregunta de esto habla despacio y dice que es necesario revisar las amonestaciones. No siente rencor contra la persona que la atropelló, pero asegura: “Eso no significa que no quisiera que se haga justicia, porque él no estaba en sus cabales cuando ocurrió”. FUENTE: DIARIO EL COMERCIO.

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