Por: José Alvear
Ese derecho a comunicarnos y expresarnos libremente
sabiendo que el hecho de pensar distinto no te hace ni bueno ni malo,
simplemente te hace diferente, se llama libertad de expresión y quién mejor que
nadie para salvaguardar estas garantías que los medios de comunicación.
Es que la libertad de expresión es un derecho fundamental dentro del
marco de una sociedad justa y abierta donde todos somos iguales.
En el último tiempo notamos un cierto síntoma de intolerancia del
Gobierno del “Nuevo Ecuador” cuando se discrepa con sus lineamientos o visión
política.
¿Dónde quedaron los ofrecimientos de ser el Gobierno “anti-nada”?
Semanas atrás fuimos testigos de un programa que se levantaba del aire
en el conocido canal RTU. En dicho programa sus periodistas se quejaron con
algo de sarcasmo y malestar que nuestro joven Presidente no había tolerado una
crítica a sus zapatos.
Hoy, bajo el argumento de “actos que atentan contra la seguridad pública
y la estructura del Estado”, la Cancillería le revocó la visa permanente a otra
periodista bajo el argumento de que esta decisión se toma respaldada en
archivos aún confidenciales. Al final nos empieza a despertar ese fantasma que
rondaba en la época del correísmo, cuando todo aquel que discrepaba con el
“mandamás” de turno sufría consecuencias.
El momento que vive el país exige a quienes administran sus recursos y
dirigen los destinos de los ecuatorianos dejar la estrategia de las “bombas de
humo” o del “miedo”, para distraer la atención a una verdad irrefutable, la
poca gestión exitosa en cuanto a seguridad, generación de empleo o incluso
enfrentar a las mafias que tienen en jaque a este Ecuador hoy iluminado con
velas.
No olvidemos que los medios de comunicación son los únicos que
garantizan a los ciudadanos la verdad de los hechos y el sentir de sus
ciudadanos.
Nuevamente se ve amenazada la libertad y esta vez a través de la
censura.
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión.
¡Por menos censura, más libertad!
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