Por: Ernesto Flores Sierra
Guillermo Lasso
ha sido la figura política durante estos casi dos años del peor gobierno del
siglo en el Ecuador. Su política basada en la aplicación del modelo neoliberal
de la década de los noventa ha resultado en un desastre económico, político y
social en el país. Es importante tener en cuenta que la aplicación neoliberal
de Lasso se basa en las famosas recetas neoliberales que ya no se aplican en
ninguna parte del mundo; en general el neoliberalismo tiende a generar
desastres económicos, pero si a esto le sumamos una aplicación anacrónica
tenemos un desastre asegurado.
Lasso es el
representante de la burguesía bancaria, es decir, de la facción burguesa más
parasitaria del país, y por lo tanto durante los dos años que va en el poder,
se ha dedicado a enriquecer a los bancos privados, los datos económicos nos
dicen que los bancos privados han incrementado sus utilidades en un 48%, y el
Banco de Guayaquil, propiedad de Lasso, ha ganado 95 millones de dólares.
Siguiendo la
tradición de los gobiernos del siglo XXI, Lasso ha llevado adelante un régimen
centrado en favorecer a la patronal frente a los intereses y derechos de los
trabajadores, el Ministerio de Trabajo, ha funcionado como un Ministerio de la
patronal donde las demandas colectivas y laborales duermen el sueño de los
justos, por años, y toda la política económica y laboral se ha centrado en
generar beneficios para los burgueses y en castigar la economía de la familia
trabajadora.
El Ecuador
atraviesa además una grave crisis de seguridad, se viene desarrollando una
guerra entre facciones del crimen organizado que ya ha dejado más de 4500
muertos en todo el país y de estos más de 400 han muerto en masacres
carcelarias, lo pasmoso del tema es que Lasso no solo que ha sido incapaz de
solucionar el problema, sino que además lo ha complejizado realizando pactos y
alianzas azarosas con las diferentes facciones en guerra lo que he generado un
recrudecimiento de las muertes y una influencia del crimen organizado en el
Estado, el Departamento de Estado de los EEUU, ha notificado al Ecuador la
existencia de “narcogenerales” y de una “narcoarmada” dirigiendo redes de
narcotráfico que funcionan desde la misma administración del Estado.
La corrupción ha
sido otra característica del régimen plutocrático, desde antes de su
instalación la prensa internacional reveló, en la investigación de los “Pandora
Papers” que Lasso tiene millones de
dólares en paraísos fiscales, lo que haría que, según la ley ecuatoriana, no
podría ocupar el cargo de presidente, pero gracias a la existencia de una
Fiscalía al servicio de los intereses de los gobiernos derechistas, gracias a
la imposición ilegítima de Diana Salazar para el cargo, no fue judicializado, y
ni siquiera se investigó el tema. Pero
la peor crisis de corrupción la está enfrentando en este momento, a raíz de que
el portal derechista La Posta, publicó una investigación denominada “El Gran
Padrino” donde se revela que Danilo Carrera, cuñado del presidente, encabeza
una gigantesca red de corrupción encargada del reparto doloso de la
administración de empresas públicas; denuncia que resultó ser cierta y que
Carrera, cabeza de la red, aún se encuentra en libertad gracias al
encubrimiento de Lasso, acción autoritaria que alcanzó su tope al momento de
escribir estas líneas, cuando Fiscalía denunció que Lasso trasladó a otras
funciones a todos los policías investigadores que están sobre el caso, lo que
no solo es una grave injerencia en otras funciones del Estado, sino que es la
muestra de la necesidad de encubrir la corrupción.
Todo este descalabro político va de la mano de
un empeoramiento de las condiciones de vida del pueblo ecuatoriano. Al momento
actual, el 70% de los ecuatorianos nos encontramos en el desempleo o no
contamos con un empleo adecuado. En el Ecuador tenemos la tasa más alta de
desnutrición infantil de la región, alcanzando en las zonas rurales hasta un
40% del total de niños, y de estos el 21% se encuentra en un estado de
desnutrición crónica. Se calcula que desde la pandemia 22 mil pymes
desaparecieron y la tasa sigue aumentando. Y que más de 100 mil ecuatorianos
han salido del país en un fenómeno migratorio no visto desde fines de los 90,
cuando el mismo Lasso era Ministro de Economía durante el gobierno de Jamil
Mahuad. Se calcula además que 200 mil niños y adolescentes han abandonado la
educación formal. Las mujeres también han padecido de manera trágica las
políticas plutocráticas, se calcula que en el año 2022, 332 mujeres fueron
asesinadas por sus parejas.
El régimen
neoliberal también se ha caracterizado por una violenta política de represión y
criminalización de la protesta social, durante el año 2022, 9 militantes del
Movimiento Guevarista fueron detenidos en varias provincias del país acusados
de “Trata de Personas para Conflictos Armados”, proceso que reveló una
persecución ilegal hacia los militantes del MGTL que se venía produciendo desde
agosto de 2021 por lo menos. Tras el arresto Fiscalía y el régimen han montado
una farsa judicial para justificar sus absurdas acusaciones, utilizando para
esto la criminalización, el linchamiento mediático y la manipulación de la
justicia. Pero también es necesario mencionar que durante el año 2022 el
régimen plutocrático tuvo que enfrentar un Levantamiento que duró entre el 13 y
el 30 de julio, proceso de lucha popular ante la cual Lasso y sus ministros
respondieron con una brutal represión que dejó el saldo luctuoso de 9 personas
asesinadas por la Policía Nacional, además de 318 heridos.
En este
contexto, el régimen de Lasso asiste al proceso de elecciones seccionales con
un rechazo del 80% de la población
nacional, posiblemente el más alto rechazo de la región, lo que
anticipaba, como en efecto sucedió después, que el partido de gobierno “CREO”
iba a tener una catastrófica derrota, lo que llevó al gobierno a intentar
recuperar algo de capital político con un Referéndum, que planteaba una serie
de preguntas de carácter populista, centradas en temas como seguridad,
Asamblea, CPCCS, o medio ambiente, que encubrían reducciones a los derechos de
participación, políticas represivas y control de las fuentes de agua, pero
redactadas y vendidas de tal manera que podían ser aceptadas por el pueblo
ecuatoriano. Además, Lasso implementó, aupado por los medios de comunicación
mercantiles, una campaña sucia de criminalización de la oposición, llamando a
quienes llamaban a votar por el NO, en la Consulta, “narcotraficantes, aliados
del crimen organizado y antipatrias”. Estos mismos medios cerraron la puerta a
cualquier participación de analistas o políticos que apoyaran el No, y
bombardearon a los ecuatorianos de los beneficios de votar Sí.
Los sectores
populares respondieron organizando una campaña por el No, basada en la
autogestión y el trabajo puerta a puerta, que logró encender el rechazo
generalizado al mandatario, terminando el referéndum con un resultado a favor
del No, de cerca del 53% de los votos, lo que, en vista de lo desigual de la
campaña, resulta en un triunfo histórico para las organizaciones que asumieron
la campaña por esa opción. Lasso, con la torpeza e inestabilidad que le
caracteriza, en primer lugar canceló la cadena nacional que tenía previsto para
las 8 y 30 del día de las votaciones, al enterarse, en primer lugar que su
partido “CREO” no había obtenido ni un solo gobierno seccional importante, y
que además el No había ganado en la Consulta, realizando la misma al siguiente
día, reconociendo la derrota y llamando a un diálogo nacional que fue rechazado
incluso por la misma derecha, y que le llevó a que el siguiente día, se le
ocurriera utilizar al consejero del Consejo Nacional Electoral, Pita, para
intentar montar una farsa de un supuesto “fraude electoral” mencionando que en
el mismo CNE de Guayas (específicamente en el segundo piso del mismo recinto,
vigilado por militares y policías) se encontraría un cuarto donde se imprimían
actas falsas. Cuarto y actas que hasta ahora no han sido mostradas y ha quedado
claro que se trata del más burdo intento de fraude. La jornada caótica de Lasso
terminaría, cuando el día 10 de febrero, en un acontecimiento nunca visto en la
historia del Ecuador, agentes de Fiscalía allanarían el Palacio de Carondelet,
(casa de gobierno del Ecuador) para buscar pruebas del caso del “Gran Padrino”.
La coyuntura va
decantando un paulatino aislamiento del régimen, la ruptura entre Grupo Banco
del Pichincha y Banco de Guayaquil, además de entre la burguesía compradora
costeña y el gobierno se ha hecho notoria en la investigación de La Posta,
medio antes afín al gobierno, pero que ahora parece estar sirviendo a los
intereses de grupos burgueses rivales al plutócrata, esto se puede notar además
en el retiro total del apoyo y la negación a participar en el “Diálogo
Nacional” convocado por Lasso de partidos dependientes de estas facciones como
el Partido Social Cristiano y la Izquierda Democrática.
Con el
Movimiento Indígena el rompimiento es evidente, si bien la CONAIE hasta fines
del año 2022 había mantenido mesas de diálogo con el régimen, sus voceros y su
presidente Leonidas Iza, han dicho públicamente que Lasso ha roto el diálogo y
ha anunciado movilizaciones centradas en el tema minero. La ECUARUNARI, junto
con el FUT, el Frente Popular y el Comité 15 de Noviembre, ha tomado una
postura unitaria, primero por el No en la consulta, y posteriormente para
exigir la renuncia del mandatario por la grave conmoción nacional que su
inoperancia genera. El régimen mantiene también un frente abierto de lucha
contra las organizaciones sindicales y populares por el tema del Instituto
Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), puesto que, de manera autoritaria y por
mecanismo poco legítimos, impuso a su esquirol Richard Gómez con la clara
intención de privatizar la Seguridad Social, lo que le genera un rechazo
generalizado de los 3 millones de afiliados al IESS. Finalmente, si bien el
progresismo correista, es generalmente inestable, caudillista y poco confiable,
se ha construido y ha sido construido como antagonista del gobierno, y terminó
por vencer en las elecciones seccionales, lo que termina por poner al
plutócrata contra las cuerdas.
Este panorama
permite anticipar una profundización de la crisis estructural que venía ya
mostrándose antes del Plebicito, y que va tensando, las ya de por sí tensas
relaciones que tiene el gobierno con las facciones de la clase dominante, y
radicalizando los antagonismo que tiene con los sectores populares. Quizás lo
único que evita que un nuevo proceso insurreccional tumbe al régimen es el
precipitado y luego castrado Paro del 2022, donde no se desplegó la capacidad
combativa del pueblo en su totalidad, y más bien, por los cálculos políticos de
quienes lo encabezaron, se tendió a pacificar y apaciguar la combatividad de
las masas proletarias, terminando en el vergonzoso desenlace de unas mesas de negociación
forzadas por la Iglesia Ecuatoriana, que terminaron, como ya se mencionó antes
en un desastre político. Un Paro es sumamente difícil de convocar y sostener, y
lanzarlo sin contar con una dirección dispuesta a llevarlo hasta sus últimas
consecuencias termina por agotar y generar desconfianza en los sectores
populares.
Por otro lado,
el bando popular ha visto dos fenómenos sobre los que es necesario trabajar, el
primero la posibilidad de construir espacios unitarios, donde a pesar de las
diferencias se han podido unificar procesos de Frentes Amplios para dirigir la
resistencia popular, al menos en temas puntuales, pero también ha nacido la
conciencia de la necesidad de reconstruir la Organización Revolucionaria que de
una dirección revolucionaria de futuros procesos insurreccionales. Y el segundo
fenómeno es el rechazo generalizado al régimen, que va de la mano del pedido de
renuncia que cobra fuerza entre los ecuatorianos, adoptando formas más
revolucionarias como llamados políticos a organizar procesos insurreccionales,
pero también formas democráticas, como el llamado a un proceso de revocatoria
del mandato, o invocaciones a la Muerte Cruzada.
Las tareas para
las organizaciones revolucionarias van quedando claras, la crisis estructural
abre la puerta a la posibilidad de reconstrucción revolucionaria y de la
dirección revolucionaria de la lucha, además de la construcción de Frentes
Amplios, donde se unifiquen las propuestas revolucionarias, con las populares e
inclusive con las democráticas, además de la preparación organizada de una
Huelga General Política que eleve la lucha de clases a una forma general
planificada de paralización de la producción para asestar golpes políticos a la
burguesía. Proceso en el cual es necesaria la ampliación organizativa a las
nuevas formas y fuerzas proletarias desarrolladas y educadas en los últimos
años y preparadas por los Paros Nacionales del 2019 y 2022. El próximo proceso
insurreccional debe ser organizado y planificado, para esto se debe avanzar
sistemáticamente en la Reconstrucción de la Organización Revolucionaria y del
Frente Amplio, estos dos procesos son lo único que evitará la reorganización de
la burguesía bajo un régimen centroizquierdista progresista que garantice el
status quo de la clase dominante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Déjenos su comentario