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miércoles, 1 de marzo de 2023

ECUADOR 2023: LA CRISIS DEL MODELO NEOLIBERAL

Por: Ernesto Flores Sierra

 

Guillermo Lasso ha sido la figura política durante estos casi dos años del peor gobierno del siglo en el Ecuador. Su política basada en la aplicación del modelo neoliberal de la década de los noventa ha resultado en un desastre económico, político y social en el país. Es importante tener en cuenta que la aplicación neoliberal de Lasso se basa en las famosas recetas neoliberales que ya no se aplican en ninguna parte del mundo; en general el neoliberalismo tiende a generar desastres económicos, pero si a esto le sumamos una aplicación anacrónica tenemos un desastre asegurado.

 

Lasso es el representante de la burguesía bancaria, es decir, de la facción burguesa más parasitaria del país, y por lo tanto durante los dos años que va en el poder, se ha dedicado a enriquecer a los bancos privados, los datos económicos nos dicen que los bancos privados han incrementado sus utilidades en un 48%, y el Banco de Guayaquil, propiedad de Lasso, ha ganado 95 millones de dólares.

 

Siguiendo la tradición de los gobiernos del siglo XXI, Lasso ha llevado adelante un régimen centrado en favorecer a la patronal frente a los intereses y derechos de los trabajadores, el Ministerio de Trabajo, ha funcionado como un Ministerio de la patronal donde las demandas colectivas y laborales duermen el sueño de los justos, por años, y toda la política económica y laboral se ha centrado en generar beneficios para los burgueses y en castigar la economía de la familia trabajadora.

 

El Ecuador atraviesa además una grave crisis de seguridad, se viene desarrollando una guerra entre facciones del crimen organizado que ya ha dejado más de 4500 muertos en todo el país y de estos más de 400 han muerto en masacres carcelarias, lo pasmoso del tema es que Lasso no solo que ha sido incapaz de solucionar el problema, sino que además lo ha complejizado realizando pactos y alianzas azarosas con las diferentes facciones en guerra lo que he generado un recrudecimiento de las muertes y una influencia del crimen organizado en el Estado, el Departamento de Estado de los EEUU, ha notificado al Ecuador la existencia de “narcogenerales” y de una “narcoarmada” dirigiendo redes de narcotráfico que funcionan desde la misma administración del Estado.

La corrupción ha sido otra característica del régimen plutocrático, desde antes de su instalación la prensa internacional reveló, en la investigación de los “Pandora Papers”  que Lasso tiene millones de dólares en paraísos fiscales, lo que haría que, según la ley ecuatoriana, no podría ocupar el cargo de presidente, pero gracias a la existencia de una Fiscalía al servicio de los intereses de los gobiernos derechistas, gracias a la imposición ilegítima de Diana Salazar para el cargo, no fue judicializado, y ni siquiera se investigó el tema.  Pero la peor crisis de corrupción la está enfrentando en este momento, a raíz de que el portal derechista La Posta, publicó una investigación denominada “El Gran Padrino” donde se revela que Danilo Carrera, cuñado del presidente, encabeza una gigantesca red de corrupción encargada del reparto doloso de la administración de empresas públicas; denuncia que resultó ser cierta y que Carrera, cabeza de la red, aún se encuentra en libertad gracias al encubrimiento de Lasso, acción autoritaria que alcanzó su tope al momento de escribir estas líneas, cuando Fiscalía denunció que Lasso trasladó a otras funciones a todos los policías investigadores que están sobre el caso, lo que no solo es una grave injerencia en otras funciones del Estado, sino que es la muestra de la necesidad de encubrir la corrupción.

 

 Todo este descalabro político va de la mano de un empeoramiento de las condiciones de vida del pueblo ecuatoriano. Al momento actual, el 70% de los ecuatorianos nos encontramos en el desempleo o no contamos con un empleo adecuado. En el Ecuador tenemos la tasa más alta de desnutrición infantil de la región, alcanzando en las zonas rurales hasta un 40% del total de niños, y de estos el 21% se encuentra en un estado de desnutrición crónica. Se calcula que desde la pandemia 22 mil pymes desaparecieron y la tasa sigue aumentando. Y que más de 100 mil ecuatorianos han salido del país en un fenómeno migratorio no visto desde fines de los 90, cuando el mismo Lasso era Ministro de Economía durante el gobierno de Jamil Mahuad. Se calcula además que 200 mil niños y adolescentes han abandonado la educación formal. Las mujeres también han padecido de manera trágica las políticas plutocráticas, se calcula que en el año 2022, 332 mujeres fueron asesinadas por sus parejas.

 

El régimen neoliberal también se ha caracterizado por una violenta política de represión y criminalización de la protesta social, durante el año 2022, 9 militantes del Movimiento Guevarista fueron detenidos en varias provincias del país acusados de “Trata de Personas para Conflictos Armados”, proceso que reveló una persecución ilegal hacia los militantes del MGTL que se venía produciendo desde agosto de 2021 por lo menos. Tras el arresto Fiscalía y el régimen han montado una farsa judicial para justificar sus absurdas acusaciones, utilizando para esto la criminalización, el linchamiento mediático y la manipulación de la justicia. Pero también es necesario mencionar que durante el año 2022 el régimen plutocrático tuvo que enfrentar un Levantamiento que duró entre el 13 y el 30 de julio, proceso de lucha popular ante la cual Lasso y sus ministros respondieron con una brutal represión que dejó el saldo luctuoso de 9 personas asesinadas por la Policía Nacional, además de 318 heridos.

 

En este contexto, el régimen de Lasso asiste al proceso de elecciones seccionales con un rechazo del 80% de la población  nacional, posiblemente el más alto rechazo de la región, lo que anticipaba, como en efecto sucedió después, que el partido de gobierno “CREO” iba a tener una catastrófica derrota, lo que llevó al gobierno a intentar recuperar algo de capital político con un Referéndum, que planteaba una serie de preguntas de carácter populista, centradas en temas como seguridad, Asamblea, CPCCS, o medio ambiente, que encubrían reducciones a los derechos de participación, políticas represivas y control de las fuentes de agua, pero redactadas y vendidas de tal manera que podían ser aceptadas por el pueblo ecuatoriano. Además, Lasso implementó, aupado por los medios de comunicación mercantiles, una campaña sucia de criminalización de la oposición, llamando a quienes llamaban a votar por el NO, en la Consulta, “narcotraficantes, aliados del crimen organizado y antipatrias”. Estos mismos medios cerraron la puerta a cualquier participación de analistas o políticos que apoyaran el No, y bombardearon a los ecuatorianos de los beneficios de votar Sí.

 

Los sectores populares respondieron organizando una campaña por el No, basada en la autogestión y el trabajo puerta a puerta, que logró encender el rechazo generalizado al mandatario, terminando el referéndum con un resultado a favor del No, de cerca del 53% de los votos, lo que, en vista de lo desigual de la campaña, resulta en un triunfo histórico para las organizaciones que asumieron la campaña por esa opción. Lasso, con la torpeza e inestabilidad que le caracteriza, en primer lugar canceló la cadena nacional que tenía previsto para las 8 y 30 del día de las votaciones, al enterarse, en primer lugar que su partido “CREO” no había obtenido ni un solo gobierno seccional importante, y que además el No había ganado en la Consulta, realizando la misma al siguiente día, reconociendo la derrota y llamando a un diálogo nacional que fue rechazado incluso por la misma derecha, y que le llevó a que el siguiente día, se le ocurriera utilizar al consejero del Consejo Nacional Electoral, Pita, para intentar montar una farsa de un supuesto “fraude electoral” mencionando que en el mismo CNE de Guayas (específicamente en el segundo piso del mismo recinto, vigilado por militares y policías) se encontraría un cuarto donde se imprimían actas falsas. Cuarto y actas que hasta ahora no han sido mostradas y ha quedado claro que se trata del más burdo intento de fraude. La jornada caótica de Lasso terminaría, cuando el día 10 de febrero, en un acontecimiento nunca visto en la historia del Ecuador, agentes de Fiscalía allanarían el Palacio de Carondelet, (casa de gobierno del Ecuador) para buscar pruebas del caso del “Gran Padrino”.

 

La coyuntura va decantando un paulatino aislamiento del régimen, la ruptura entre Grupo Banco del Pichincha y Banco de Guayaquil, además de entre la burguesía compradora costeña y el gobierno se ha hecho notoria en la investigación de La Posta, medio antes afín al gobierno, pero que ahora parece estar sirviendo a los intereses de grupos burgueses rivales al plutócrata, esto se puede notar además en el retiro total del apoyo y la negación a participar en el “Diálogo Nacional” convocado por Lasso de partidos dependientes de estas facciones como el Partido Social Cristiano y la Izquierda Democrática.

 

Con el Movimiento Indígena el rompimiento es evidente, si bien la CONAIE hasta fines del año 2022 había mantenido mesas de diálogo con el régimen, sus voceros y su presidente Leonidas Iza, han dicho públicamente que Lasso ha roto el diálogo y ha anunciado movilizaciones centradas en el tema minero. La ECUARUNARI, junto con el FUT, el Frente Popular y el Comité 15 de Noviembre, ha tomado una postura unitaria, primero por el No en la consulta, y posteriormente para exigir la renuncia del mandatario por la grave conmoción nacional que su inoperancia genera. El régimen mantiene también un frente abierto de lucha contra las organizaciones sindicales y populares por el tema del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), puesto que, de manera autoritaria y por mecanismo poco legítimos, impuso a su esquirol Richard Gómez con la clara intención de privatizar la Seguridad Social, lo que le genera un rechazo generalizado de los 3 millones de afiliados al IESS. Finalmente, si bien el progresismo correista, es generalmente inestable, caudillista y poco confiable, se ha construido y ha sido construido como antagonista del gobierno, y terminó por vencer en las elecciones seccionales, lo que termina por poner al plutócrata contra las cuerdas.

 

Este panorama permite anticipar una profundización de la crisis estructural que venía ya mostrándose antes del Plebicito, y que va tensando, las ya de por sí tensas relaciones que tiene el gobierno con las facciones de la clase dominante, y radicalizando los antagonismo que tiene con los sectores populares. Quizás lo único que evita que un nuevo proceso insurreccional tumbe al régimen es el precipitado y luego castrado Paro del 2022, donde no se desplegó la capacidad combativa del pueblo en su totalidad, y más bien, por los cálculos políticos de quienes lo encabezaron, se tendió a pacificar y apaciguar la combatividad de las masas proletarias, terminando en el vergonzoso desenlace de unas mesas de negociación forzadas por la Iglesia Ecuatoriana, que terminaron, como ya se mencionó antes en un desastre político. Un Paro es sumamente difícil de convocar y sostener, y lanzarlo sin contar con una dirección dispuesta a llevarlo hasta sus últimas consecuencias termina por agotar y generar desconfianza en los sectores populares.

 

Por otro lado, el bando popular ha visto dos fenómenos sobre los que es necesario trabajar, el primero la posibilidad de construir espacios unitarios, donde a pesar de las diferencias se han podido unificar procesos de Frentes Amplios para dirigir la resistencia popular, al menos en temas puntuales, pero también ha nacido la conciencia de la necesidad de reconstruir la Organización Revolucionaria que de una dirección revolucionaria de futuros procesos insurreccionales. Y el segundo fenómeno es el rechazo generalizado al régimen, que va de la mano del pedido de renuncia que cobra fuerza entre los ecuatorianos, adoptando formas más revolucionarias como llamados políticos a organizar procesos insurreccionales, pero también formas democráticas, como el llamado a un proceso de revocatoria del mandato, o invocaciones a la Muerte Cruzada.

 

Las tareas para las organizaciones revolucionarias van quedando claras, la crisis estructural abre la puerta a la posibilidad de reconstrucción revolucionaria y de la dirección revolucionaria de la lucha, además de la construcción de Frentes Amplios, donde se unifiquen las propuestas revolucionarias, con las populares e inclusive con las democráticas, además de la preparación organizada de una Huelga General Política que eleve la lucha de clases a una forma general planificada de paralización de la producción para asestar golpes políticos a la burguesía. Proceso en el cual es necesaria la ampliación organizativa a las nuevas formas y fuerzas proletarias desarrolladas y educadas en los últimos años y preparadas por los Paros Nacionales del 2019 y 2022. El próximo proceso insurreccional debe ser organizado y planificado, para esto se debe avanzar sistemáticamente en la Reconstrucción de la Organización Revolucionaria y del Frente Amplio, estos dos procesos son lo único que evitará la reorganización de la burguesía bajo un régimen centroizquierdista progresista que garantice el status quo de la clase dominante.

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