Este sábado
30 de julio, la comunidad LGBTIQ+ de Ecuador celebró este sábado el Día del
Orgullo 2022 con un nutrido desfile de activistas por las calles colindantes a
unos de los parques del norte de Quito, donde el colectivo conmemoró los 25
años de despenalización de la homosexualidad en el país.
La marcha
del orgullo, que en principio se debía celebrar el pasado 20 de junio, fue
suspendida hasta este sábado por las protestas indígenas contra la política
económica del Gobierno, que paralizó gran parte del país y en las que el
colectivo LGBTI también participó.
«El amor
no es un crimen», se leía en una de las pancartas que mostraban los activistas
al paso de un colorido carro alegórico, lleno de globos y personas, algunas de
ellas cobijadas por las banderas multicolores que identifican al colectivo.
«La vida
es muy corta para fingir», señalaba otro de los carteles mientras en medio de
la marcha dos activistas ofrecían besos gratuitos, ya sea a hombres o a
mujeres.
«Solo por
hoy, besos gratis (no sólo hombres)» y «besos gratis (mujeres)», ofrecían las
activistas en las pancartas, que marchaban junto a cientos de activistas por
los alrededores del parque La Carolina, uno de los más grandes que tiene la
capital ecuatoriana.
El
activista Christian Paula recordó que la marcha de este sábado conmemora los
«25 años desde que la población LGBTI fue considerada persona en este país».
Además,
recordó los avances que esta comunidad ha tenido tras la despenalización de la
homosexualidad como el matrimonio igualitario y el reconocimiento de la
identidad sexual y cambio de nombre en la cédula de identidad.
Sin
embargo, Paula aseguró que hay «cosas pendientes» como los procesos de adopción
para parejas del mismo sexo, el reconocimiento de la niñez trans y la
formulación de una política pública LGBTI.
Asimismo,
«el tema de la memoria» histórica, que recuerde las graves violaciones a los
derechos humanos que sufrieron militantes del colectivo antes de la
despenalización, como ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas.
«Necesitamos
ser reconocidas como grupo de atención prioritaria» y se requieren estrategias
para acabar con los perjuicios, pues sólo así se alcanzará «una sociedad más
igualitaria», agregó Paula.
De su
lado, Samay Andy, una indígena trans de la Amazonía opinó que hay mucha
debilidad en los colectivos de géneros diversos y que por ello se mantiene aún
una lucha permanente por los derechos del colectivo.
«Las
diversidades resistimos por un Ecuador más diverso, más libre y más justo»,
apostilló Andy.
Jorge Medranda,
del Colectivo Diálogo Diverso, abundó sobre el tema y aseguró que, para él, el
Estado «mantiene una deuda histórica» con los grupos LGBTI.
Devy
Grijalva destacó, por su parte, el aporte de la comunidad LGBTI en las
protestas indígenas de mediados de junio pasado contra la carestía y por la
reducción de los precios de las gasolinas, entre otras.
El
colectivo de la diversidad sexual ha adquirido un «pensamiento crítico» propio,
lo que convierte a este en un movimiento social y político, porque «también
somos pueblo», agregó Grijalva. EFE
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