Por: La Línea de Fuego
Definitivamente
el mundo obrero y popular cambió. Este Primero de Mayo, en Quito, dos años
después de ausencias proletarias en las calles por la pandemia por covid-19,
hubo contrastes que envían un mensaje a la conciencia política del Ecuador del
siglo XXI.
La
alegría, la fuerza de las consignas, la resistencia contra el Estado del
capital y el neoliberalismo, provino principalmente de los movimientos
sociales, organizaciones feministas, grupos LGBTI, jóvenes universitarios,
desempleados, entre otros. Los discursos de tarima en la Plaza de San Francisco
quedaron para los sindicatos tradicionales y hubo partidos políticos ausentes.
Este
Primero de Mayo de 2022 mostró un nuevo momento histórico, tal vez en ciernes,
es un tiempo en que politólogos, sociólogos, filósofos y, sobre todo, líderes
de las organizaciones del campo y la ciudad deberán aprender a leer si se
pretende construir una lucha posible por un país más nuestro, más real, más de
todos.
En el
trayecto de la marcha que empezó en el tradicional Parque de El Ejido se fueron
sumando gritos, pancartas y expresiones en el camino. Fue la oportunidad para
que las organizaciones ambientalistas quiteñas presenten la consulta antiminera
por el Chocó Andino, a través de la voz del histórico Jaime Guevara cantando La
Internacional y varios de sus cantos de puño en alto. También fue el momento
para que el tejido social intente rearticularse en torno a las nuevas luchas
que vendrán.
Finalmente,
en las calles quiteñas resonó el rechazo al gobierno del capital y la banca,
pero también el silencio de la herencia del correísmo. El pueblo ecuatoriano y
sus organizaciones sociales buscan nuevos momentos, este Primero de Mayo lo
demostró. Leamos el mensaje.
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