Por: Ileana Almeida
Cuando
comenzó la autonomía indígena con la Dirección Nacional de Educación
Intercultural Bilingüe (Dineib), la idea que se hicieron los indígenas fue que,
por primera vez, el desfase entre el Estado y ellos se reducía, y que se
reconocía, al fin, el talento y conocimiento indígenas.
Pero no fue así. Los gobiernos poco
comprensibles de la importancia de la participación de los pueblos indígenas en
la política de un Estado plurinacional, echaron abajo la Dineib. Tampoco las
organizaciones indígenas parecen estar interesadas en la toma de decisiones
sobre el cumplimiento de los derechos esenciales de sus pueblos: lengua,
cultura y educación.
Defender la educación, la cultura y las
lenguas indígenas evidentemente es una cuestión compleja. La falta de
democracia política se evidencia en que la mayoría de la población originaria
(más de un millón de habitantes) es bilingüe de su lengua con el español, en contraste con los hispano-ecuatorianos,
son contados los que hablan alguna de las
lenguas indígenas. Por otro lado,
el español es lengua escrita, en oposición, las lenguas indígenas apenas están
pasando a serlo.
La Secretaría de Educación Intercultural
Bilingüe (SEIB) sujeta al Ministerio de Educación por el hecho de no responder
a los derechos y libertades indígenas, ha adquirido un carácter oficinesco y ha
perdido el rumbo de la autonomía política-cultural. Las investigaciones se han
frenado, las publicaciones escasean, la preparación de los profesores es
deficiente, no existen asesorías, los financiamientos internacionales se han
perdido o desperdiciado, la participación de iniciativas individuales y
comunales es mínima. Hay importantes investigaciones académicas sobre las
lenguas indígenas, pero el conocimiento que encierran no se proyecta en la
práctica educativa. ¿Acaso es igual una lengua aglutinante que una analítica?
En cuanto a las culturas no se conocen o se
conocen mal sus modelos, simbolismos, tradiciones, orientaciones, concepciones,
más aún, no se valoran los fundamentos del conocimiento. Las culturas indígenas
son ecologías populares. Por ejemplo, el conocimiento que tienen de las
cualidades de las plantas es enorme, pero se pierde con la educación oficial.
De igual, manera se pasa por alto el espíritu comunitario, la buena voluntad
compartida, la identificación de los problemas más graves de la colectividad.
Para llegar a la Interculturalidad que tanto se cacarea, primero hay que conocer la cultura propia.
En tal situación, y para confundir más,
también la Unión Nacional de Educadores (UNE) proclama su programa de Educación
Intercultural Bilingüe, tal propuesta carece de todo fundamento para llamarse
así. Si se exigiera un examen a los profesores en lenguas y culturas
indígenas, posiblemente sería solo, por
casualidad, que uno que otro profesor atinara a hablar una lengua indígena, lo
que está en juego es la demagogia
política.
La Secretaría de Educación Intercultural
Bilingüe (SEIB) sujeta al Ministerio de Educación por el hecho de no responder
a los derechos y libertades indígenas, ha adquirido un carácter oficinesco y ha
perdido el rumbo de la autonomía política-cultural.
FOTOGRAFÍA: Tomada de www.ups.edu.ec
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