El
COVID-19 preocupa a las comunidades indígenas y campesinas del Ecuador.
Leónidas Iza Salazar, presidente del Movimiento Indígena y Campesino de
Cotopaxi habla sobre la emergencia sanitaria en las comunidades, el rol del
Estado en torno a la producción agrícola y la importancia de suspender el pago
de los créditos para toda la ciudadanía.
La crisis sanitaria por el COVID19
afecta también a las y los campesinos del Ecuador. Leónidas Iza Salazar teme
sobre todo la especulación por los precios en el mercado. “Por eso pedimos que
el Estado Central instale un fondo de emergencia sanitaria”, indica el
presidente del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC). De acuerdo
con Iza, de este modo se facilitaría la llegada de provisiones hacia las
personas que menos tienen, independientemente de su ubicación en el país.
¿Cómo
afecta la propagación del coronavirus a las comunidades indígenas?
El coronavirus afecta a las comunidades
en tres aspectos fundamentales. Primero, las comunidades rurales, indígenas y
campesinas no tenemos cobertura del sistema de salud pública. En muchas
ocasiones no podemos curar ni siquiera las gripes comunes o alguna infección.
Por ello hemos fortalecido nuestro sistema interno de salud ancestral, tenemos
a los médicos ancestrales. Sin embargo, hay enfermedades complicadas como es el
coronavirus.
¿Por
qué considera al coronavirus especialmente complicado?
Porque si hubiera un sólo brote en
nuestras comunidades, esto provocaría un pánico colectivo, ya que nuestra
práctica en todas las actividades se desarrollan de manera colectiva, conjunta.
Por ello, el mecanismo de prevención que se impulsó desde la Organización
Mundial de la Salud y del Estado ecuatoriano ha sido respaldado. Hemos decidido
permanecer en el campo, en la chacra para evitar generar un contagio.
¿Cuáles
son los otros dos aspectos que afectan a las comunidades?
El segundo aspecto es el tema económico
que nos ha afectado mucho, porque no se puede trasladar los productos del campo
a las grandes ciudades. Hasta ahora no hay un mecanismo desde el Estado que
resuelva el traslado de los productos. Y el tercer punto es que muchos de los
miembros de nuestras comunidades no están trabajando únicamente en el campo,
sino trabajan en las grandes ciudades como Quito, Guayaquil y Cuenca. Para esto
no hay un mecanismo de evaluación médica para que ellos puedan ingresar a las comunidades.
Los
mercados que dotan a la población de productos de primera necesidad continúan
abiertos. ¿Cómo se está comercializando desde el campo a la ciudad?
Las ciudades dependen del abastecimiento
de los productos agrícolas del campo. Nosotros hemos ratificado la decisión de quedarnos en el campo y en la
chacra porque necesitamos garantizar la producción agrícola. Debe haber un
programa, una política pública para enfrentar esta crisis. Para ello
planteamos: los que tienen sueldos del Estado o de actividades privadas van a
poder contener esta emergencia van a poder abastecerse de productos. Pero hay
familias que viven en el día a día, del comercio informal, de las ventas
diarias, del trabajo a destajo. Ninguna de las políticas ni de los programas a nivel
nacional está pensado para este sector que comprende a un millón de
personas aproximadamente.
¿Tiene
una propuesta para contrarrestar esta situación?
El Estado ecuatoriano debería comprar
directamente a los campesinos.
¿Cómo
sería eso?
A través de un fondo de emergencia
sanitaria. Que el Estado compre la producción de los campesinos de manera
directa y traslade los productos gratuitamente hacia este sector de la
población que no va a poder comprarlos. Por ejemplo, a las familias que viven
en día a día. Creemos que este fondo de emergencia en estos dos meses no
pasaría de cien a ciento cincuenta millones, lo que garantizaría la compra
directa a los campesinos y el traslado
de los productos a las ciudades. Esto permitiría que la producción en el campo no se pararía a
precios bajos. De hecho, nosotros ya hemos rebajado nuestros precios, pero los
intermediarios no. Y es justo ahí donde nace la especulación.
Esta
medida le ayudaría a sobrevivir a los campesinos, ¿pero qué pasa con las
créditos productivos que los campesinos deben pagar?
Más allá de flexibilizar las normas
bancarias en este momento es absoluto y necesario suspender el pago de los
créditos. Muchos campesinos dependen de ellos. Por la emergencia sanitaria que
estamos viviendo el Estado debe tomar medidas para que se suspenda el pago de
los créditos, no sólo para la actividad agrícola sino para todas las
actividades económicas en el Ecuador: sean de los bancos privados, públicos,
cooperativas de ahorro y crédito. Incluso los bancos comunales deben suspender
el cobro de los créditos mensuales. Con esto podríamos darle a la gente la
tranquilidad de que puedan seguir realizando sus actividades económicas para
sostener a las familias y la producción agrícola del país.
¿Qué
hacer frente a esta pandemia que va en aumento en Ecuador?
En este momento es importante retomar
los principios de los pueblos como la solidaridad, la reciprocidad, el randi
randi, porque todos nos necesitamos. El auto-aislamiento en los hogares es
necesario para lograr superar esta crisis. Si no lo logramos, esto representara
el desabastecimiento de los productos agrícolas en cada uno de los lugares. Por
ello se tiene que fortalecer más la producción del campo, de la ruralidad.
Hacemos un llamado al Estado ecuatoriano porque está demostrado a nivel global
que lo único que puede contener en este tipo de crisis es la producción
agrícola. Y no puede ser que el Gobierno Nacional únicamente esté garantizando
la ganancia de las grandes empresas de alimentos y los pequeños agricultores no
podemos sacar nuestros productos a la ciudad.
Texto:
Patricia Yallico
Colaboración:
Mayra Caiza y Emilio Bermeo
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+ + Trabajo colaborativo entre La Linea de Fuego, Radio Periférik,
Acapana, Cooperativa Audiovisual CoopDocs y mutantia.ch + + +
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