Alrededor de 3,7
millones de hectáreas están concesionadas a empresas mineras. Más de 2.200
centros poblados conviven con esta actividad. Y el 14 por ciento de los bosques
nativos remanentes está en riesgo... Frente a estas cifras, el Estado esgrime
la opción de una producción ambientalmente responsable.
FRANCISCO
HURTADO CAICEDO
En
los dos últimos años el Ministerio de Minería reabrió el catastro minero para
que empresas soliciten nuevas concesiones en el territorio nacional.
Esas
nuevas concesiones (unas en trámite y otras ya inscritas) se suman a las que ya
se habían otorgado desde la década de los 90 y que continúan en manos de
empresas mineras pese a que, en el 2008, el Mandato Constituyente No. 6
(Mandato Minero) las revirtió por no haber realizado ni consultas previas a las
comunidades, por afectar a fuentes de agua, bosques protectores, el sistema
nacional de áreas protegidas y sus zonas de amortiguamiento.
Como
resultado, un poco más del 14 por ciento del territorio ha sido concesionado y
casi la totalidad de las concesiones afectan a tierras campesinas, territorios
ancestrales indígenas y sus centros poblados, a fuentes y nacimientos de agua,
a bosques protectores y ecosistemas frágiles (como páramos, bosques tropicales,
humedales, entre otros).
5 proyectos
estratégicos contempla el Estado, todos en el sur.
2,9 toneladas de
cobre es la reserva en el proyecto Mirador.
Ante
la imposición de estos proyectos, cientos de comunidades campesinas e indígenas
amenazadas por estas concesiones corren el riesgo de ser desplazadas por las
empresas mineras o por el mismo Estado ecuatoriano que impone servidumbres,
desaloja violentamente y criminaliza a quienes se organizan y se oponen a la
devas-tación social y ambiental de sus
territorios.
Mientras
tanto, las denuncias presentadas por las comunidades junto con organizaciones
de Derechos Humanos y ecologistas siguen impunes. Ni la Fiscalía ni la Función
Judicial, ni siquiera la Defensoría del Pueblo del Ecuador, han sido oportunas
y efectivas para hacer justicia y reparar a los afectados.
Por
su parte, pese a que el Estado intenta convencernos de la existencia de una
supuesta minería responsable, las vulneraciones a derechos humanos y de la
naturaleza que se incrementan mientras se acerca la etapa de explotación de
minerales a mediana y gran escala desmienten y diluyen ese discurso.
*Integrante de la
Comisión Ecuménica de Derechos Humanos
UNA COEDICIÓN DE: La Hora
No
megamineros
DECOIN
CEDHU
Acción
Ecológica
Observatorio Minero
Ambiental Fuente: Diario La Hora.
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