Llegaron horas
después del terremoto del 16 de abril. Dotaron de alimentos, agua, ropa,
sábanas, colchones y más implementos a los afectados por la tragedia.
Escucharon sus necesidades y miedos. Y con sus aportes y conocimientos los
motivaron a salir adelante y a dejar atrás los temores. Muchos fueron a zonas
alejadas, donde las autoridades no estuvieron en un primer momento.
Son
ciudadanos que se organizaron para ayudar, fundaciones, asociaciones, planteles
educativos, empresas privadas, entes sin fines de lucro. Ahora, seis meses
después, muchos siguen trabajando, con distintos proyectos, en la
reconstrucción de las zonas afectadas.
Entre
los que armaron proyectos que se mantienen está Karla Morales, rostro visible
desde la noche de la tragedia, cuando pidió, por Twitter, donaciones para los
afectados, que salieron de Guayaquil a Manabí la tarde del domingo 17. Desde
entonces no ha parado.
“Fue
una aventura de solidaridad”, dice. Su plan de trabajo es por dos años, hasta
2018. De la ayuda humanitaria, la primera fase, calcula que a la fecha han
entregado entre 7 y 8 millones de libras. Ahora ella y el equipo que se formó
están enfocados en la reconstrucción y en la reactivación económica, con varias
propuestas.
Ahora necesitamos cañas, biodigestores para los baños,
implementos para adecuar casas, que pasen la voz (...) Nos faltan semillas
(para los huertos), materiales para sembrar, capacitadores”.
Karla Morales, voluntaria de Kahre
El
4 de mayo pasado inauguraron un centro comunitario en San Vicente, la base de
las operaciones. Un segundo centro lo hicieron en Manta, con la colaboración de
All Hands, organización estadounidense con la que también trabajan en las
construcciones de casas sismorresistentes y ecológicas en zonas afectadas, que
se adaptan a las necesidades familiares, por ejemplo, a lo que requiera una
persona con discapacidad.
Al
finalizar este mes aspiran a tener listas unas 16 o 17 casas, con el apoyo de
Banco Bolivariano y All Hands, que se encarga de la construcción y también
colabora con donantes.
La
meta de Morales es llegar a 200 o 240 casas, lo que dependerá de las donaciones
y vínculos de cooperación que logren. La otra línea es la de la reactivación
económica, por medio de talleres y capacitaciones. También están iniciando un
proyecto de reciclaje y tienen en ejecución la creación de huertos periurbanos.
Apoyo
para niños y jóvenes
Una
entidad que se enfocó en la creación de centros para niños y jóvenes de
familias afectadas por el terremoto fue Fundación Telefónica, del grupo
Telefónica (Movistar), donde se desarrollan habilidades y se fortalecen
destrezas, como el manejo del lenguaje, la literatura, la pintura, los juegos,
la cultura digital y otros, para niños de 6 a 12 años y jóvenes de 13 a 15.
María
Augusta Proaño, directora ejecutiva de Fundación Telefónica, afirma que fueron
a las zonas donde se evidenciaba mayor desastre. Hicieron un diagnóstico e
identificaron con nombre y apellido a los niños de familias damnificadas. Han
construido siete centros en Manabí (3 en Pedernales, 2 en Manta, 1 en
Portoviejo y 1 en Bahía de Caráquez) y en esta semana levantarán el último en
Muisne, Esmeraldas. También está la asistencia psicológica.
Además
intervinieron con su plan Vacaciones Solidarias, en el que voluntarios
extranjeros donaron sus vacaciones entre junio y agosto para ayudar a
reconstruir centros educativos, áreas comunales y otros, en Manabí y
Esmeraldas.
En
abril, Almacenes Tía anunció el aporte de un millón de bloques para comenzar la
reconstrucción de 2.000 viviendas de 50 m², en diferentes zonas de Manabí, en
alianza con la pastoral social Cáritas, de la Arquidiócesis de Portoviejo.
Esta
firma también invitó al público a sumarse a la campaña Juntos levantemos
Ecuador, para conseguir más bloques.
La
fundación Techo Ecuador es otra entidad que estuvo desde el inicio en las zonas
afectadas. Ahí han trabajado por fases. El 30 de abril, con 140 voluntarios,
hicieron 2.780 encuestas para conocer las necesidades de las familias damnificadas,
indica Gabriela Arrastrúa, directora social de Techo Ecuador.
Entre
los resultados, el 60% había perdido de manera total o parcial sus casas y un
48% de las familias estaban en refugios improvisados. Con apoyo de diversas
empresas (Cóndor, Novopan, Totto, Hyundai y otras) y fondos internacionales
ejecutan un programa de viviendas de emergencias, de un módulo básico, de 18
m², sin servicio.
Desde
ahí y hasta la fecha han levantado 165 viviendas de emergencias. Hasta fin de
año esperan llegar a las 200 casas. Cada vivienda en terreno cuesta $ 2.700,
afirma Arrastrúa.
Estamos necesitando más apoyo. Movilizamos entre 400 y
450 voluntarios. Sí se nota que las empresas ya no están apoyando tanto. Está
un poco más débil la colaboración”.
Gabriela Arrastrúa, Techo Ecuador
El
colegio Alemán Humboldt dio 3.000 raciones alimenticias como ayuda inmediata,
el 22 de abril. Sus miembros sacaron la campaña, de tres fases, Ayúdanos a
Ayudar y se sumaron a la campaña Casas para Ecuador. El plantel recaudó $
115.500,73 para 56 casas de emergencias, que ayudaron a construir, en
Ceibo-Renacer, en Manta.
Más
de 100 casas dieron, en conjunto, voluntarios de Hogar de Cristo y la firma
Unilever.
En
cambio, la Cruz Roja, con su campaña Solidaridad Efectiva, dio hasta inicios de
septiembre, 37.200 frazadas, 21.592 recipientes de agua, 19.194 lonas
plásticas, 13.210 kits de alimentos, 11.665 kits de cocina, 54 refugios
emergentes y otros.
Con
voluntarios de este continente, la ONG Cristiana Proyecto América da asistencia
médica, odontológica; además de ayuda humanitaria y de la ejecución de 20
casas. (I) Fuente: Diario el Universo.
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