La red eléctrica que
atraviesa zonas cercanas al volcán Cotopaxi presenta este riesgo, según
técnicos y autoridades.
Como
“una irresponsabilidad de unos pocos técnicos”, califica el geólogo Teofilus
Tulkeridis al hecho de que el trazado de la línea de transmisión eléctrica El
Inga-Tisaleo cruce por una zona propensa a flujos de materiales volcánicos del
Cotopaxi.
Un
informe del Instituto Geofísico prendió la alerta: la ruta propuesta por la
Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec) para este proyecto pasa por un sector
propenso a lahares, a la altura de los ríos Pita y El Salto.
“Eso
quiere decir que la línea de transmisión podría ser afectada durante una futura
erupción, si los flujos laháricos serían semejantes a los que descendieron por
la zona durante la erupción de 1877”, indica el organismo.
Además,
menciona “que una buena parte de la línea de transmisión se ubica dentro de la
zona más probable de amenaza de caídas de ceniza”, esto es, al noroccidente, al
occidente y al suroccidente de la montaña.
De
hecho, los efectos de este material son ya conocidos en el país, pues durante
la erupción del 16 de agosto de 2006 en el volcán Tungurahua, la línea de
transmisión que cruzaba el sector de Juive fue afectada por la ceniza y los
flujos piroclásticos, por lo que todo el cableado en ese sector tuvo que ser
reemplazado.
“Estoy
100% seguro de que lo hacen de una forma irresponsable.
No
pueden decir que no tenían mapas de las amenazas volcánicas, seguramente los
tienen”, insiste Tulkeridis en referencia al diseño del proyecto El
Inga-Tisaleo, que requiere una inversión de más de 600 millones de dólares.
La
Celec, hasta el momento, no atiende un pedido de entrevista realizado por este
Diario en relación a los cuestionamientos que varios sectores tienen al
respecto. El sistema se compone de cableado y unas torres de 80 metros de
altura, que distribuirán en el país la energía que se genera en la central Coca
Codo Sinclair.
Plan de contingencia
El
subsecretario de Riesgos, Mario Ruiz, exdirector del Geofísico, sin embargo,
señala que “es importante que todas las líneas estratégicas tengan una
prevención sobre cuáles pueden ser los fenómenos que pueden afectar”.
Ruiz
agrega que, si bien obras estratégicas como carreteras o puentes no se pueden
dejar de construir en una zona propensa a lahares, siempre debe existir un
estudio previo que determine los niveles de afectación y las medidas de
mitigación.
“Esto
debemos tomar en cuenta antes de la construcción y buscar las alternativas
adecuadas y, si no las hay, saber cuál va a ser nuestro plan de contingencia en
caso de que venga un lahar”, apunta Ruiz, quien sostuvo que no tiene
conocimiento sobre los detalles del proyecto El Inga-Tisaleo en este sentido.
El
sistema registraba hasta junio un avance del 82,25%, según la web del
Ministerio de Energía, y el cronograma de su ejecución tuvo que ajustarse, pues
el año pasado la actividad del Cotopaxi obligó a suspender la construcción del
tramo que pasará frente al acceso nororiental del volcán. (RVD) FUENTE: DIARIO
LA HORA.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Déjenos su comentario