La jornada
masiva y victoriosa del movimiento obrero, indígena, campesino, organizaciones
sociales y la juventud en defensa de los derechos de los trabajadores ha
logrado que la sociedad interiorice que existe un gobierno, golpeado fuertemente
en su imagen, Queda claro para la mayoría de la población que nuestra marcha no fue una competencia
atlética de quien pone más; nuestra marcha es un retorno a la dignidad, es una
pérdida del miedo cada vez mayor frente al descontento en contra del régimen;
descontento que se ha ido acumulando por largos 7 años y hoy ha logrado canalizarse en la
movilización social para expresar nuestras demandas y reivindicaciones frente
al gobierno.
El movimiento social ha recuperado confianza en su
fortaleza que se inició en el Pangui, con la marcha por el agua, la vida y la
libertad de los pueblos; creció el 17 de julio con la convocatoria de la clase
obrera; el 17 de septiembre da un salto
cualitativo en la cantidad de los manifestantes; las consignas, la ironía y la
burla al poder dan testimonio de la calidad de la jornada del 17S, en donde
emergieron varios descontentos: alto costo de vida, acoso laboral a los
docentes, corrupción, alza del gas y de pasajes, libre ingreso a la
universidad, confiscación de fondos previsionales y utilidades de los
trabajadores, Código del Trabajo, la elevación de los impuestos a predios
rurales, impuestos a productos lácteos de pequenos ganaderos; demandas
represadas como: derogatoria del Decreto 016, recategorización docente,
estabilidad laboral, alza salarial, reformas a la Constitución, no explotación
del Yasuní, Ley de Tierras y Territorios, Ley de Aguas, educación , salud, Ley de Seguridad
Social, perseguidos, apresados y
criminalizados, que tejieron nexos y de a poco construyeron ideas para
integrarse por algo más significativo que el simple rechazo; se configuran
causas sociales como la libertad de asociación, libertad de sindicalización,
buen vivir, libertad de expresión y más libertades violentadas.
Correa sentenció “ si ellos ponen 3.000 nosotros
pondremos 30.000”, la verdad es que las cifras importan poco y contar los
manifestantes siempre supone la subjetividad que dirige quien cuenta, sin
embargo 10 a 1 fue el resultado de la convocatoria de los sectores sindicales y
organizaciones sociales, ampliamente colmaron las calles centrales quiteñas y
aún más lo hicieron en las principales ciudades del país, numerosos,
convencidos y creativos gritando con énfasis un ritual significativo de
consignas como fiel muestra de su afirmación: “vea, vea, vea comienza la pelea,
contra este tirano llamado Correa”, “El pueblo está indignado, Correa
asustado”.
La Plaza de San Francisco, escenario de campañas
políticas y su atrio, tribuna habitual de demandas sociales, fue el lugar
escogido para finalizar la gran marcha social. Apenas a tres cuadras, la Plaza
de la Independencia estaba cubierta de verde flex con militantes y partidarios
de Alianza País, funcionarios públicos, y algunos visitantes llegados de
provincias, quienes recibían de refrigerio comida chatarra. El discurso de
Correa pretendió descalificar y
satanizar la convocatoria a la protesta,
queriendo vincular a los banqueros, empresarios tramposos que no les pasa nada
con la política del régimen. ¿Cuál es la diferencia entre Lasso y Correa en
intereses económicos?, ¡Ninguna! la única disputa que tienen es por el manejo
del gobierno. La respuesta del gobierno que por su corte represivo y
descalificatorio en nada se diferenció de los anteriores gobiernos que
enfrentaban movilizaciones similares con idéntico estilo. Un presidente que
dijo mentiras tras mentiras descompuesto frente a la masiva marcha. Descalificar
a los dirigentes es emular a sus antecesores, a todo representante de la
partidocracia. Los niveles de represión fueron muy altos, como en la dictadura
de la bota militar, el Febres - Borjismo de ayer; hoy el Correísmo ordenó a la
policía ingresar a la Plaza San Francisco a desalojar la concentración,
contusos y decenas de detenidos dejaron un saldo que muestra una inusitada
violencia.
Quedó muy
claro para el Ecuador que la jornada del 17 de septiembre es una victoria del
movimiento obrero y social. Se reanima la lucha social más calificada, es la
clase obrera la que encabeza junto al movimiento indígena, al de la mujer y al
juvenil por un lado, y por el otro una derrota para el correísmo que no se
recupera desde el 23f frente a la acción popular. COMUNICADO UNE.