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miércoles, 28 de julio de 2021

LA AGROECOLOGÍA Y LA EDUCACIÓN POPULAR PARA EL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANÍA ALIMENTARIA EN EL ECUADOR

 
Escrito por: Compañera Victoria

 

En la actualidad, estamos viviendo la aceleración de una crisis agraria como consecuencia de varios procesos; la progresiva industrialización de la agricultura, la intervención del mercado global como ordenador de la producción y comercialización, el cual ejerce un monopolio en las relaciones de producción, procesamiento, distribución y consumo de alimentos. Con esto, se ha impuesto un nuevo régimen alimentario a nivel global, el cual, ha perjudicado a la economía familiar campesina indígena comunitaria, impactando principalmente en la biodiversidad, en el material genético como fuente de soberanía y autonomía de nuestros territorios y de nuestra alimentación, de más de 80.000 mil especies de plantas disponibles para los seres humanos, el arroz, el trigo y el maíz, nos abastecen de la mayor parte de nuestra necesidad de proteína y energía.

 

Ante esto la agricultura familiar campesina indígena comunitaria, ha desarrollado varias estrategias de resistencia, contemplando no solo la lucha por el acceso a las tierras y la soberanía de los territorios, sino también en la formulación de acciones para la gestión ecológica y el derecho humano a la alimentación adecuada. Dentro de estas estrategias surge la propuesta de la agroecología como un paradigma que envuelve varias prácticas y movimientos hacia la construcción de sistemas agroalimentarios sustentables, atendiendo tales dimensiones en la perspectiva de ciencia, movimiento y práctica.

 

Sin embargo, tal propuesta presupone varios desafíos a ser atendidos tanto en el ámbito teórico como práctico, siendo uno de los más importantes la construcción de relaciones horizontales, en donde se incluya el conocimiento popular y el científico. Las experiencias a lo largo de la región han demostrado superar tal desafío con la aplicación y el uso de metodologías que proponen un dialogo de saberes, un proceso de enseñanza/aprendizaje dialogal, la consolidación de una caja de herramientas metodológicas que promuevan el proceso a partir de la socialización del conocimiento entre agricultoras/es, técnicas/os, estudiantes, profesoras y profesores.

 

El desarrollo de la propuesta agroecológica endógena, ha generado que tal paradigma asuma el compromiso por la transformación política y social, la cual propone una ruptura con el modelo hegemónico de desarrollo rural, basado en el monocultivo, el acaparamiento de las tierras, el agronegócio y la exclusión social. Para esto, es necesaria la participación directa de los movimientos sociales y organizaciones populares, centrales sindicales de trabajadores y trabajadoras rurales y urbanas, ONGs, organizaciones de la sociedad civil de consumidores, intelectuales de campo comprometidos/as con la sociedad, con la voluntad para articular a nivel nacional, buscando una amplia difusión e intercambio de experiencias en dinámicas de innovación agroecológicas y de desarrollo sustentable, fortaleciendo las capacidades comunitarias para la formulación y la gestión de políticas públicas hacia  agroecología.

 

Por ejemplo, la necesidad de incorporar un Programa Nacional de Alimentación Escolar que parta del ejercicio de la inclusión y el acceso a la alimentación, por medio de la incorporación de productos agroecológicos provenientes de la agricultura familiar campesina comunitaria del Ecuador. Considerando que la importancia de la alimentación escolar en el desarrollo de las y los infantes no solo se refleja en el buen desempeño y trayectoria académica, sino también se aplica como una política social la cual tiene un impacto trascendental en toda la comunidad. Garantizando la soberanía alimentaria de las niñas y los niños, con vistas a ofrecer alimentos saludables, frescos, variados, valorizando las culturas alimenticias locales, lo cual presupone una acción directa ante los altos índices de desnutrición infantil presentes todavía en nuestro país. Así como también contribuye a la permanencia de las y los estudiantes en las escuelas, generando a su vez una educación inclusiva, de calidad, que no solo considera el tema académico para el desarrollo de las y los infantes, sino de forma holística, relaciona al ser humano en todas sus condiciones a través del acceso a la alimentación, promoviendo una cultura sustentable en donde la salud colectiva se emerge para la promoción de la vida en constante armonía con los entornos, dando como resultados la posibilidad de generar oportunidades iguales de un desarrollo endógeno comunitario e individual.

 

En este contexto es fundamental que tal proceso organizativo y de fortalecimiento de las comunidades, se vea acompañado con propuestas pedagógicas que consideren la formación de seres humanos críticos/as, autónomos/as y pensantes, teniendo como principios la educación popular, con vistas a problematizar la realidad en que las personas se encuentran y en conjunto con la comunidad buscar respuestas para tales problemas, al paso que las respuestas son buscadas el proceso educativo se desarrolla, pautando la educación como un acto político, comprometido con la superación de las desigualdades sociales.

 

“La agroecología es emancipadora; un hecho ético y filosófico, político y profundamente social que transforma realidades. Paulo Freire en la pedagogía del oprimido habla de “aprender a escribir la propia vida”; la propia historia y esto tiene que ver con la posibilidad de transformar la realidad. Una idea interesante -que emerge de su pensamiento- es, en el caso de la educación popular, esta figura del instructor o instructora y su vinculación con la realidad en un espacio de retroalimentación, donde el flujo de saber es constante y no se da de manera unilateral, sino valorando los diversos saberes. Tiene que ver con ese normalismo, que no se queda en una mirada técnico-burocrática, y que es dirigido -especialmente- a comunidades marginadas y empobrecidas del país que no tienen la oportunidad de pagar una universidad. Escuelas de formación organizativa (militancia social) y académica que, al mismo tiempo, son espacios de defensa de derechos sociales; de justicia y equidad.

 

Es así que se sugiere la adopción y la propagación de las prácticas agroecológicas para aumentar simultáneamente la productividad agrícola y la soberanía alimentaria, mejorando los ingresos y los modos de vida tanto rurales como urbanos y revertiendo la tendencia a la perdida de especies, y el acaparamiento de los recursos por parte de las corporaciones que representan el modelo neoliberal de producción.

 

La agroecología en un proceso continuo de educación popular,  de conocimiento de nuestros entornos por medio de la oralidad, no solo presupone las transformaciones técnicas de producción en el campo, también se plantea como una herramienta emancipadora de nuestros pueblos, como un paradigma que crítica y lucha de frente con el arrazante sistemas capitalista de la muerte.

 

¡Juventud que osa luchar construyendo poder popular!

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