Esmeraldas.- La
situación en la frontera con Colombia “aparentemente está en calma, pero no
está en calma”. Esta expresión, que parece contradictoria, es del director de
la Pastoral de comunidades campesinas de San Lorenzo, Ottorino Poletto.
Refleja
lo que pasa actualmente en la zona fronteriza esmeraldeña. En las últimas tres
semanas, Palma Real, el último poblado ecuatoriano en la ribera del Pacífico,
recibió unos 300 desplazados colombianos que huyeron de la disputa entre bandos
armados ilegales en sus comunidades.
En
Mataje, parroquia de San Lorenzo y ubicada en plena línea fronteriza, una
patrulla del Ejército hizo “uso progresivo de la fuerza” el pasado sábado
contra tres ocupantes de un vehículo. El saldo: un hombre muerto con dosimpactos de bala, un adolescente de 13 años herido y un adulto ileso.
Poletto
detalla lo que pasa porque ingresa a la zona fronteriza o recibe datos de los
pobladores locales, pues el acceso a la parroquia Mataje es restringido desde
hace un año, mucho más para la prensa.
Un
retén formado por miembros del Ejército y la Policía ejecuta un riguroso
control a 10 km de Mataje, en la vía de entrada. Otro puesto hay a 5 km. Además
de identificarse, cada persona debe dar detalles de lo que va a hacer en la
zona. Si no lo hace, no pasa.
La
prensa debe tener permiso del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Este
Diario debía acceder a esta y otras áreas el sábado, con la debida coordinación
y en compañía de los integrantes de la Fuerza de Tarea Conjunta, pero el
viernes en la tarde se dio una disposición contraria.
Dicho
retén se mantiene un año después del ataque con explosivos a una patrulla
militar cerca de Mataje, que el 20 de marzo de 2018 provocara la muerte de tresinfantes de Marina, hecho que se diera casi un mes y medio después de un
bombazo en el cuartel policial de San Lorenzo y que sería el preámbulo del
secuestro de tres integrantes de un equipo periodístico de El Comercio y de dos ciudadanos, todos ellos asesinados en Colombia por un grupo narcoviolento
liderado por Walter Arízala, alias Guacho.
La
muerte de este personaje, a fines de diciembre, supuso la vuelta a la
tranquilidad en la línea de frontera. San Lorenzo ha recuperado un gran
porcentaje de su movimiento económico; los viajes por mar entre Colombia y
Ecuador o viceversa han aumentado. Pero los últimos hechos devuelven la tensión.
Justamente
la parroquia Mataje es la más afectada. Un poblador que pide reserva de su
nombre declara, a pocos metros del control de acceso, que la población está al
borde de la desesperación, sin recursos porque las actividades son nulas y por
el riguroso control.
Poletto
lo interpreta así: “La gente se siente apretada por esa presión de la seguridad
y porque no puede desarrollar ninguna actividad para su subsistencia. Pero debe
seguir allí, no puede dejar su propiedad ni sus pertenencias... Mataje está
como en una cárcel...”.
El
personal del centro de salud ingresa a trabajar en compañía de uniformados. La
escuela funcionó en el anterior año lectivo con bachilleres locales como
profesores.
Los
ofrecimientos de atención social hechos el año pasado no se han cumplido, según
Poletto y el presidente del GAD parroquial de Mataje, Juan Canticús.
Un
plan de vivienda que se hace fuera de San Lorenzo, para reasentar a algunos
pobladores de Mataje, solo tiene una veintena de casas construidas y un área
semiparalizada.
Canticús
dice, no obstante, que su parroquia es un símbolo de paz; critica que el
Gobierno y asambleístas no hayan aprobado el reglamento de la Ley de Desarrollo
Fronterizo, que significaría la obligatoriedad de otorgar ventajas económicas.
Sobre
el control estricto, el presidente del GAD parroquial indica: “Por un lado
perfecto, porque debe estar controlado, pero lo importante es que la línea de
frontera esté resguardada. La frontera está abandonada y esa es una
dificultad...”.
Mataje,
Mataje Nuevo, Campanita y El Pan son poblados ubicados en la línea fronteriza y
sufren este problema.
Poletto
señala que el futuro es incierto y estima que la cosa cambiaría si se abriera
la vía y se pusiera operativo el puente de Mataje que conecta con Colombia.
Canticús dice que la vía del lado colombiano ya está concluida, pero falta un
puente que tardaría cuatro meses. Estima que en un año estaría expedita la
ruta. Hasta ello, Mataje sigue en su encierro. (I)
Desplazamientos
fronterizos
Los
desplazados que se encuentran en Palma Real provienen del sector colombiano deSanto Domingo, donde dos grupos ilegales se enfrentan con armas. Los atiende
personal del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,
Iglesia, MIES y otros entes. Fuente: Diario El Universo.
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