El
presidente de la Ecuarunari hace un llamado al líder de la Iglesia católica
para que se pronuncie sobre la situación interna del Ecuador. En especial,
recuerda la deuda histórica de los católicos con la conquista de América y la
destrucción de los pueblos originarios y de los ecosistemas americanos.
Carlos
Pérez Guartambel.- Se identifica como parte de la comunidad kichwa cañari del
Azuay. Ha destacado como defensor de la naturaleza y activista en contra de la
minería a cielo abierto. En 2011 fue acusado por el Gobierno de sabotaje y
terrorismo por obstaculizar las vías en protesta contra el proyecto minero de
Quimsacocha.
El Papa se
reunió la tarde del 7 de julio
con 25 dirigentes de la sociedad civil. Entre ellos, Carlos Pérez
Guartambel, dirigente de la Ecuarunari, quien responde a las interrogantes que
la visita del Papa genera en medio de confrontaciones políticas con el régimen.
Pérez conversó con Plan V sobre esta cita.
¿Cuál es
la posición de la Conaie frente a la llegada del Papa?
La posición es demandar al patriarca de la
Iglesia Católica honrar una deuda gigantesca, una deuda histórica de 523 años
en los que la Iglesia católica junto a la Corona española, primero, y luego
junto a los estados nacionales han explotado a los pueblos indigenas y
expoliado los recursos naturales. Es cuestión de ver las iglesias: los templos
están llenos de tanto oro que tras ese brillo radiante sólo se esconde sudor,
lagrimas, desesperación, sangre y la tragedia de los pueblos indígenas. Es
responsable, junto a los estados, de los 110 millones de hermanos, de abuelos
del Abya Yala que fueron asesinados,
masacrados. Es responsable de un etnocidio con la destrucción de nuestra
cultura, de nuestra sabiduría, de nuestra filosofía, de nuestras lenguas, de
nuestra potente espiritualidad, de nuestra ciencia hidráulica, astronomía,
ecología, agricultura; del aniquilamiento de los símbolos como el churo, la
chacana, el circulo; de nuestros hermanos animales sagrados como la serpiente,
como el puma, como el quinde, como la curiquinga, el guacamayo, y el tincu. Es
responsable también de ofrecer el reino en el más allá sin haber hecho justicia
aquí en la tierra; por lo tanto, la deuda de la jerarquía católica es impagable.
Digo jerarquía porque hay un sector de la Iglesia comprometido profundamente
con los pueblos indigenas; podemos ver a monseñor Leonidas Proaño, a Fray
Bartolome de las Casas, a Oscar Arnulfo Romero, a la Pastoral Indígena y muchos
sacerdotes ecologistas que ahora están codo a codo con los pueblos, siendo
arrinconados por el Estado.
¿Si la
deuda es impagable, entonces qué es lo que se espera de la Iglesia?
"La
ventaja es que el Papa es latinoamericano y él conoce las penurias de haber
vivido en un gobierno populista, como el de la era Kirchner, que hace lo mismo que en el
Ecuador: habla con la mano izquierda, pero con el látigo en la mano derecha,
fustiga a los excluidos, a los pobres".
Si no puede pagar esta deuda gigantesca, lo
menos que puede hacer es dar una reparación a ese daño; una reparación
ecológica, una reparación que devuelva los territorios a los pueblos indigenas,
una reparación fruto de la venta del oro de los templos para construir escuelas
comunitarias, para fomentar la educación intercultural bilingüe; potenciar la
lengua ancestral: el runa shimi; para crear una universidad que recupere la
sabiduría de los pueblos indígenas; para fomentar y, sobre todo, propiciar la
sabiduría de la Pacha Mama, de la ecología, de la cosmovisión indígena. Es una
demanda que hacemos porque saludamos la encíclica Laudato si, saludamos la
presencia del Papa en el Ecuador, pero no es suficiente: ni diez padres nuestros,
ni cien Avemarías devuelven la vida a nuestros abuelos masacrados.
¿Cuál es
el rol de la Iglesia frente a los pueblos indígenas?
Creemos que se debe poner mucha fuerza en la
libre determinacion de los pueblos, para que los pueblos indigenas seamos considerados
como sujetos politicos, sujetos de la historia y no como objetos, no como un
folclore. Se le debe devolver a los pueblos indigenas su Sumak kawsay, que hoy
se ha prostituido en el Gobierno nacional. Debemos recuperar el valor a los
derechos colectivos, a la educación bilingüe, a la plurinacionalidad, a la
interculturalidad. Sí, el Laudato si es profundamente ecológico, pero la
ecología no puede vivir sin los pueblos indigenas. Recordemos que somos 370
millones de runas en el mundo, sólo el 5% población mundial; con apenas el 5%
somos los que que ciudamos más del 80% de la biodiversidad en el planeta. En
consecuencia, creemos que debe haber justicia con los pueblos indigenas. No
queremos ser considerados ni más ni menos que los otros pueblos, sino ser
diversos en la igualdad… la riqueza no está en la unidad, sino en la
diversidad.
Y en esta
coyuntura política, en la que además llega el Papa, ¿el Gobierno puede salir
fortalecido?
El Gobierno esta haciendo hasta lo imposible
por lavar su imagen pero no va a poder hacerlo, a pesar de que la comunidad
ecuatoriana es profundamente religiosa. Cuando ha traído ocho años de
persecución, ocho años de insultos, ocho años de criminilización, ocho años de
extractivismo perverso que amenaza con destruir al Yasuni y sus hijos, los
Taromenani, y los Tagaeri; ocho años de etnocidio, pues no ha habido otro
gobierno en la historia tan etnocida como este, que aniquila la educación
bilingüe que ahora todo el mundo defiende para que las lenguas de nuestros
pueblos no desaparezcan. Por más que quiera, no va a poder. Además la ventaja
es que el Papa es latinoamericano y él conoce las penurias de haber vivido en
un gobierno populista, como el de la era
Kirchner, que hace lo mismo que en el Ecuador: habla con la mano izquierda,
pero con el látigo en la mano derecha, fustiga a los excluidos, a los pobres.
FUENTE: PLAN V.