TRADICIÓN.
Whirak Qhamak ‘Franklin Caballero’ muestra
las artesanías en el museo de la
cultura salasaca.
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Para montar un museo en Salasaca se
tardaron más de 13 años en consultar en libros y documentos de las bibliotecas.
El Museo de la Cultura del Pueblo
Salasaca se encuentra en la zona más turística y comercial de la parroquia del
mismo nombre, a un costado de la carretera Ambato-Baños, en Tungurahua.
Esta
vía asfaltada, de cuatro carriles que se convirtió en la columna vertebral de
la economía local de los 12.000 habitantes, es el paso obligado para decenas de
turistas extranjeros y nacionales que se dirigen hacia Baños y a la Amazonía.
La
mayoría de los habitantes son indígenas que viven en 18 comunidades de esta parroquia.
El
edificio del museo es relativamente nuevo y su arquitectura moderna, aunque no
es muy ancho, tiene cinco pisos y está ubicado frente a la antigua plaza
artesanal.
Un
grupo de eruditos salasacas se pusieron de acuerdo en el año 2000 para poner en
marcha este proyecto cultural que se lo inauguró hace cuatro años.
“El
objetivo es recrear el estilo de vida de nuestra etnia con costumbres, fiestas,
creencias religiosas y manufacturas artesanales, como los tapices y los bayetas
que se hacen en los telares. Este aspecto integra a la familia en torno a una
actividad económica que inyecta recursos económicos a nuestra parroquia”,
comentó Franklin Caballero Jeréz, director del lugar.
ARTE.
Los tapices salasacas son propios de la comunidad, mostrando en cada diseño su
representación.
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Transmiten sus saberes
En
el museo se empieza con la muestra de fotografías sobre diferentes
acontecimientos que se dieron en Salasaca, desde 1930, tras la llegada de
religiosas y sacerdotes a evangelizar. Hay salas acondicionadas en chozas con
techos de paja que representan las fiestas de los caporales y capitanes, del
Pauca Raymi (fiesta del cambio de estación o de año nuevo) e Inti Raymi (fiesta
del Sol), así como matrimonios indígenas, rituales al Sol y de ofrendas en el
Día de los Difuntos. En la primera planta se exhibe la fiesta de Los Caporales.
En la segunda hay un taller típico de textilería, incluso se muestra la escena
de un matrimonio y de la familia (ayllu).
En
el tercer piso se resalta la fiesta de la cosecha, o Pawkar Raymi’, con los
músicos y sus instrumentos y los sabios ‘amautas’ y ‘mamacunas’ que cautivaron
la reverencia del pueblo en los tiempos de los incas.
En
el último piso está una figura gigante que representa al ‘jatun jambik’,
(hombre sabio) que conoce el uso medicinal de las plantas y que ofrece su
ritual a los dioses.
Las
imágenes, que son de tamaño real, son elaboradas con arcilla, sigse y huesos
(de aves y cerdos) molidos para obtener el polvo que les da el acabado. Están
pintadas con colores de pigmentos naturales y tienen cabellos reales donados
por los propios salasacas.
Según
Caballero, mediante el museo quieren fortalecer lo que sus ancestros han
transmitido por generaciones y preservar tradiciones como el idioma kichwa o su
vestimenta, que se caracteriza por el poncho negro y el pantalón blanco.
SÍMBOLO. Este es un diseño de llama que lleva los colores del cóndor y de los salasacas: el blanco y el negro. |
Estrategias
Franklin
menciona que por las dificultades económicas que atraviesa el país no hay un
ingreso considerable desde el turismo, por esto, en la comunidad optaron por
nuevos mecanismos para la atracción de los visitantes.
“Hace
un año tuvimos que buscar otras estrategias para el funcionamiento del museo,
ya sea con tapices propios de la localidad elaborados con diferentes diseños y
tamaños con tonos naturales y también con la elaboración de llamas que es un
símbolo para nosotros. Todos hechos de lana de borrego, para así poder darle
vida al museo y que siga funcionando con normalidad”, explica Caballero. (DA)
Símbolo
La
llama es un símbolo que representa el comercio para la cultura salasaca, puesto
que en épocas coloniales mediante este animal se realizaba los intercambios de
productos de la zona con otras regiones. También utilizaban la lana para la
confección de prendas y tapices de Salasaca.
Franklin
Caballero Jeréz asegura que la llama se está extinguiendo, es por eso que lo
reemplazaron con los borregos y en la actualidad casi todas las prendas son
elaboradas con esta materia prima en la cultura indígena.
El dato
El
recorrido en el museo puede durar de dos a cuatro horas. FUENTE: DIARIO LA
HORA.
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