Por: Isacc Boada
Desde las izquierdas latinoamericanas que se
autoidentifican como revolucionarias, se debería poner más atención al proceso
kurdo y a su principal protagonista, el Partido de los Trabajadores de Kurdistán
(PKK). A pesar haber sufrido de un altísimo nivel de persecución por parte de
los Estados que ocupan el territorio Kurdo, el PKK está a la vanguardia de los
procesos revolucionarios contemporáneos vigentes, y ha podido mantenerse con
una enorme fuerza, no solo militar sino también política e ideológica.
Medios hegemónicos tradicionales han
posicionado con relativo éxito la idea de que la derrota del Daesh se dio
gracias a la intervención estadounidense como principal protagonista. Como
siempre esto es una verdad a medias, orquestada con el fin de justificar el
intervencionismo militar estadounidense en Medio Oriente. Al Daesh lo
derrotaron las mujeres de la YPJ y la organización del PKK. Combatientes que
durante la caída del califato sufrieron una innumerable cantidad de bajas y
lograron sobreponerse al Daesh, no solo militarmente, sino también demostrando
que la organización, el amor y la convicción son superiores a cualquier
dinámica de opresión, como es el caso del fundamentalismo religioso wahabita profesado
por ISIS.
La propuesta organizativa kurda plantea
entender a la liberación de las mujeres, no solo como la formación de unidades
de combate altamente especializadas y con un fuerte nivel de autonomía, sino
también como un ejercicio de integración plena a todas las relaciones sociales
de la organización del PKK. La liberación de las mujeres es la piedra angular
para la construcción de una sociedad democrática que supere tanto a la
dominación de los Estados colonialistas, como del patriarcado. El proyecto
histórico del confederalismo democrático Kurdo tiene como base de su
organización a la liberación de las mujeres.
A pesar de que no existe una total homogeneidad
dentro de todos los grupos que componen al pueblo kurdo, este ha podido
mantener una cohesión ideológica fuerte a través del PKK. El sustento teórico
ideológico brindado por Öcalan está dado desde un fuerte conocimiento tanto del
pueblo Kurdo, como de Oriente Medio, y de los actores que están inmersos en
todo este complejo conflicto. Además, han demostrado poder adaptarse a las
complejidades de la configuración de fuerzas político-ideológicas que se
vivieron en todo el mundo a finales del siglo XX e inicios del XXI.
Cuando las perspectivas revolucionarias parecen
agotadas, cuando desde las militancias y sus muy variados y distintos procesos
se sienta que todo está perdido y que la propia voluntad de luchar se ha
agotado, deberíamos respirar y ver lejos, precisamente hacia Kurdistán. Miles
de mujeres y hombres nos han demostrado con hechos que se puede conseguir que
las cosas cambien. En momentos de fatalidad, más allá de la búsqueda de
protagonismos a través de voluntades individuales, y resultados inmediatos, lo
único que nos queda y siempre nos quedará, es la organización, el amor y la
búsqueda de perspectivas reales que den soluciones a problemas reales sin
abandonar los componentes ideológicos que nos han movido y unido desde un
principio.
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