Por: Diana Almeida Noboa
En
esta ocasión les presento un texto que tiene la intención de abrir el debate
acerca de la relación y profundo vínculo que existe entre los movimientos,
organizaciones y teorías que plantean la liberación de la clase trabajadora,
las luchas feministas, la descolonialidad y la liberación animal. La lucha en
contra de la explotación, opresión y cosificación de los cuerpos, es
necesariamente una lucha que reconozca que, para una existencia armónica y
multidimensional de todxs, la abolición de todas las clases debe ser la
condición fundamental: abolir todas las
jerarquías sexuales, sociales, de especie, sexo-afectivas, etarias, de
raza y etnia, etcétera.
La
lectura que se hace desde los marxismos ortodoxos acerca de la explotación,
opresión y cosificación de los cuerpos, se limita tradicionalmente al análisis
y crítica a la explotación de clase, y tiende a desestimar los favores que el
patriarcado y el especismo le hicieron a la acumulación primitiva,
permitiéndole las dimensiones de acumulación que conocemos. La apropiación del
trabajo de las mujeres, las colonias y la esclavitud animal, como objetos de
trabajo y consumo, fueron y son relevantes para el sostenimiento del
capitalismo como sistema y estructura de explotación - opresión - cosificación.
Recordemos la jerarquización superior que tenían en el S. VIII, campesinxs que
criaban animales, a unx que no los tenía. Y recordemos también la millonaria
industria de la carne, el despojo de tierras de la misma, el acaparamiento de
aguas y más.
La idea
es profundizar la teorización inicial que se hizo de la acumulación primitiva:
como una inigualable acumulación de fuerza de trabajo, a base de la explotación
de una clase sobre otra (burguesía sobre proletariado); para plantear que la
acumulación primitiva logró aquellas dimensiones históricas gracias al despojo
de tierras, la esclavitud del salario obrero, cómo el trabajo invisibilizado de
las mujeres, como también a base de la esclavitud de negrxs e indixs,
conjuntamente con la explotación animal como fuerza de trabajo y cosa de
consumo, constituyen los cimientos fundacionales del capitalismo. Es decir, es
innegable que el capitalismo patriarcal colonial y especista haya creado formas
de esclavitud que han desarrollado mecanismos específicos para la explotación,
opresión y cosificación de cada cuerpo, que se ocultan y se intensifican
mediante la naturalización de esa explotación y la división y jerarquización
interna de la clase explotada.
Marx
reconoce a la colonia como fundamental para la acumulación primitiva: “el
exterminio, esclavización y soterramiento en las minas de la población aborigen
(…) la transformación de África en un coto reservado para la caza comercial de
pieles-negras constituyen factores fundamentales de la acumulación primitiva”
(El capital). Y si bien Engels ya hablaba de la división sexual del trabajo,
como la primera división de clase, aun le cuesta al marxismo ortodoxo reconocer
el papel de la apropiación del trabajo de las mujeres en la acumulación
primitiva. Federici platea que el sometimiento, despojo, apropiación y
ocultamiento del trabajo de las mujeres fue fundamental para este proceso. Más
difícil se ha convertido para los marxismos ortodoxos el reconocimiento de que
los animales no humanos fueron despojados de valía como sujetos sintientes,
pensantes y de misticismo, bajo las premisas de racionalidad y productividad
del capitalismo. En palabras de la misma Federici: “los animales fueron también
sujetos a una drástica devaluación, reducidos a simples bestias, al otro
excesivo” (Calibán y la bruja).
Por lo
tanto, las luchas por la liberación de la clase trabajadora, los feminismos
populares, las luchas antirracistas y la liberación animal, están
necesariamente articuladas en cuanto responden a una sola acción política: el
anticapitalismo. La clase obrera, las mujeres y cuerpos feminizados -
animalizados, las personas racializadas y los demás animales, a pesar de sus
diferencias y la especificidad en los mecanismos de explotación – opresión –
cosificación, tienen un enemigo en común: a la burguesía como clase dominante.
En última instancia, la lucha por la liberación animal, es la lucha por la
liberación de toda la clase trabajadora.
En esta
serie de textos se presentará la propuesta política de los animalismos
críticos, con una interminable serie de articulaciones entre el marxismo, los
feminismos populares, el anticolonialismo
y el antiespecismo, con el anticapitalismo como premisa y acción
política fundamental. El marxismo se convierte en una crítica superficial e
inconsistente a la explotación y apropiación capitalistas, si no se plantea
desde una base antipatriarcal, anticolonial y antiespecista. Para plantear,
pensar y sentir mundos mejores posibles, es necesario comprender que sin
liberación animal, en definitiva, no habrá liberación.
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