Fue el tema de conversación de la
semana, en reuniones formales e informales, entre amigos, compañeros y
familiares. Y también el que volvió a abrir, en calles y en redes sociales, el
debate sobre la integridad o rectitud en el obrar de un funcionario público,
más aún en un administrador de justicia.
Sus
protagonistas fueron una exjueza de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia (que
tras el escándalo se conoció que ya había sido destituida) y un juez de Delitos
Flagrantes del Guayas, que alegaron ser jueces y agredieron a uniformados en
incidentes públicos en este mes, según los partes policiales.
“Si
quieres morir, hago una llamada y te mueres en 30 minutos (...). ¿Quieres
probar mi poder? (...), porque soy jueza, yo arreglo en los tribunales”, le
dijo a los policías, en el patrullero, la exjueza Lorena Collantes, quien
supuestamente no quiso pagar la cuenta, $ 126, en un restaurante de Guayaquil.
“Soy
juez, nunca voy a caer preso y si caigo salgo de aquí y te mato o te mando a
matar, policía...”, le replicó, en cambio, el juez Josafat Mendoza, el 12 de
noviembre, a un uniformado, al ser aprehendido por una boleta de auxilio.
“Da
vergüenza que estas personas, abogados, que conocen y defienden los derechos
ciudadanos, sean los primeros que incumplan con las leyes, la ética
profesional, ¿cómo dictan sentencia?”, se preguntó Karla, alumna que cursa la
carrera de Derecho en la misma universidad en la que estudió la exjueza. Según
ella, en la malla curricular incluso ven Deontología Jurídica y Ética
Profesional.
Omar
Dáger, abogado de la exjueza, sostiene que el comportamiento de su defendida
fue anormal. Que ella atravesaba por un problema psicológico y estaba medicada.
Y tal vez esa mezcla (medicinas y el alcohol que tomó) la hicieron reaccionar
así. Según él, Collantes estaba deprimida por situaciones como su destitución
(el 28 de octubre pasado) de la Judicatura, por manifiesta neglicencia.
“Ella
tenía dos audiencias: una constitucional y una de Niñez, porque era jueza de la
Niñez y estaba encargada de dos juzgados. Lastimosamente las audiencias fueron
a la misma hora”, contó Dáger. Ahí no tenía un problema psicológico
diagnosticado, agregó. Ella ejerció como jueza desde abril de 2015 (designada
por su puntaje de 95,61) hasta octubre último, y pasó también por las pruebas
psicológicas que rinden al inicio los postulantes.
Julio
Aguayo, director (e) Provincial de la Judicatura, dijo que el agendamiento de
audiencias debe ser manejado de manera responsable por los jueces, para que
ninguna coincida. Mendoza, ahora suspendido por 90 días, no tenía sumarios en
su contra. Para Aguayo, son hechos aislados. Y no tendrían reportes ciudadanos
sobre exabruptos de jueces. (I) FUENTE: DIARIO EL UNIVERSO.
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