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miércoles, 27 de mayo de 2015

LÍDER INDÍGENA DEL ECUADOR "SALVADOR QUISHPE" SUS INICIOS

Un hombre delgado camina por la Alameda, mientras el sol revienta sus últimos destellos anaranjados. Su movimiento es lento pero fluido, el sombrero y una trenza de pelo negro lo distinguen de la muchedumbre que camina acelerada. Es como si su imagen estuviera superpuesta sobre una película antigua, en que los cuerpos se mueven en cámara rápida. Ambas escenas ocurren en el mismo instante, pero hay un abismo insondable entre una y otra.

De pronto, se detiene frente a La Moneda. Se queda largo rato mirando absorto hacia ese lugar. Su mirada recorre el sector, trepa por los edificios y regresa al punto inicial, una y otra vez. Son minutos interminables de un silencio que grita y se hace escuchar por sobre el ruido de la urbe. “Es muy lindo venir aquí. Hemos aprendido muchas cosas de los procesos que vivieron en los setenta”, señala. SALVADOR Quishpe, miembro del movimiento Pachakutik, del Ecuador, cuya base es la Confederación Nacional Indígena.

Mi interlocutor, quien parece haber despertado de un sueño, es Salvador Quishpe, indígena saraguro, de la provincia de Zamora Chinchipe, miembro de la Confederación Nacional Indígena de Ecuador (Conaie) y miembro de Pachakutik, movimiento político conformado por los indígenas y la sociedad civil ecuatoriana.

La historia se remonta a las movilizaciones indígenas de 1998 y al 21 de enero de 2000, cuando Salvador Quishpe y Antonio Vargas, entonces presidentes de la Confederación de Pueblos Quechuas del Ecuador y de la Conaie, respectivamente, encabezaron el alzamiento indígena que involucró gran parte de la sociedad civil ecuatoriana, y que derrocó al presidente demócrata-cristiano Jamil Mahuad.

El país enfrentaba una grave crisis económica, producto de las políticas fondo-monetaristas aplicadas por Mahuad. Fue en ese contexto donde el coronel Lucio Gutiérrez hizo su aparición, apoyando el alzamiento rebelde.

Formó parte de la coalición de gobierno y apoyaron a Gutiérrez “siempre que su gestión beneficiara al pueblo ecuatoriano”. Las diferencias de la Conaie con el gobierno de Gutiérrez tuvieron un final negativo. Quishpe confidenció a “Punto Final” que la idea inicial era lanzar un candidato propio de la Conaie a las elecciones presidenciales, “porque las condiciones estában dadas”. Pero la intervención de la CIA echó por tierra esa posibilidad y tuvieron que apoyar al coronel Gutiérrez, a quien desde el inicio le tuvieron un alto grado de desconfianza. “Para nosotros más importante que tener ministerios, es que se gobierne para el pueblo y no haya subordinación a los banqueros, empresarios y al Fondo Monetario Internacional”, sentenció.

ORÍGENES DE LA CONAIE

¿Cómo fue el proceso de conformación y acumulación de fuerza que dio origen a la Conaie?
“Nuestro desarrollo es producto de más de setenta años de trabajo y lucha. Mis abuelos iniciaron este proceso. Partieron haciendo alfabetización en las comunidades. En los años 40, Dolores Cacuango, una líder importante en la historia del movimiento indígena ecuatoriano, comenzó a crear escuelitas clandestinas porque el gobierno no permitía que los niños indígenas y nadie del campo se instruyera. Si sorprendían a alguien, lo apresaban. Más tarde, a partir de esas experiencias, nacieron las organizaciones comunitarias a través de las cuales nuestros pueblos fueron tomando conciencia de la necesidad de recuperar la tierra. Ya no era posible aceptar que la tierra estuviera en manos de los hacendados y que aquellos que la trabajaban fueran esclavos o ‘huasipungos’, como decimos en Ecuador.

En la década del 70, se forma una organización regional cuyo principal objetivo es luchar por nuestras tierras. Ese proceso todavía no termina, aún quedan unas pocas haciendas que no necesariamente vamos a quitarlas pero exigiremos algún tipo de reforma para distribuirlas. También hemos tenido que luchar contra la segregación y demandar el reconocimiento de la diversidad cultural”.

LEVANTAMIENTO INDÍGENA

Además de derrocar a Yamil Mahuad, ¿cuál fue la importancia del alzamiento de enero de 2000?

“Fue un momento imborrable en la historia ecuatoriana. Además de destituir a Mahuad y llamar a una Asamblea Nacional Constituyente, logramos que la Constitución incorpore y reconozca la existencia de los pueblos indígenas, sus particularidades de trabajo, producción, lengua, costumbres, literatura, en definitiva, nuestra manera diferente de ver la vida. Mahuad había liderado un gobierno que se subordinó al Fondo Monetario Internacional, los banqueros y grandes empresarios nacionales e internacionales. Ecuador estaba sumido en una grave crisis financiera, con la caída de los bancos y el congelamiento de los ahorros de los ecuatorianos”.

Uno de los aspectos que más llamó la atención de aquel movimiento que derrocó a Jamil Mahuad fue que estuviera conformado por indígenas y militares.

¿Cómo se dio esa unión y qué papel cumplió Lucio Gutiérrez?

“Esa movilización fue dirigida por la Conaie. Habíamos impulsado una política a nivel nacional para que el pueblo tomara conciencia que no era posible aceptar que los dineros depositados en los bancos, fueran entregados por el gobierno a los banqueros, vía créditos vinculados a las empresas. Esa fue nuestra bandera de lucha y tuvimos éxito. Paralelamente, se dieron algunos procesos interesantes con la creación del Parlamento de los Pueblos del Ecuador, como un espacio organizado de participación amplia de la sociedad civil. Confluimos los indígenas, los ecuatorianos pobres, maltratados, humillados y marginados por el modelo económico. En ese proceso de toma de conciencia logramos tocar también a algunos militares. En todo caso, ellos ya venían desarrollando un tipo de pensamiento crítico al sistema, pero no podían plantearlo oficialmente por razones institucionales y de seguridad.

Cuando se agudizó la crisis bancaria, profundizamos las movilizaciones y conversamos con los generales. Los pusimos contra la pared, exigiéndoles que: o defendían la integridad nacional, tal como se los ordena la Constitución o estaban del lado de los banqueros, destruyéndola. Como era de esperar, eligieron lo segundo, con el argumento falaz de respetar la institucionalidad. Fue en ese momento, cuando se produjo la reacción de los militares rebeldes en defensa de la economía nacional”.

¿Ustedes sabían de ese grupo de militares, tenían algún tipo de contacto previo para actuar?

“Teníamos cierta información. Sabíamos que un coronel había dejado al presidente con la mano extendida. Ese uniformado era Lucio Gutiérrez”.

¿No fue el llamado a los generales una estrategia para provocar la actuación de los militares progresistas?

“Con o sin los militares, estuvimos dispuestos a hacer todo lo que había que hacer para provocar un cambio. Como sabíamos que existía la posibilidad de apoyo de algún sector de las fuerzas armadas, tuvimos que manejar ciertas estrategias para ver qué ocurría. Felizmente, el 19 de enero, logramos tomar contacto con militares cercanos a Lucio Gutiérrez. Al día siguiente, avanzamos hacia Quito, rompiendo el cerco de las fuerzas militares y tomamos el control del Congreso Nacional, de la Corte Suprema de Justicia y de la Contraloría General. Ese primer avance lo realizamos la Conaie y el resto de la sociedad civil”.

ESTRATEGIA DE LOS CONTRA-CERCOS

¿Cómo lograron avanzar y romper el cerco policíaco-militar? ¿Contaban con armas para enfrentarlos?

“Una de nuestras grandes fortalezas fue no haber incursionado en el campo armado, aspecto que requiere de un análisis muy profundo. Nuestra principal herramienta de lucha ha sido la organización y la participación de hombres, mujeres y niños. No le dimos ningún pretexto a los militares para dispararnos. Nuestras armas fueron la música, la danza y la fiesta. Nuestra lucha fue muy fuerte y dura, pero al mismo tiempo la vivimos como una fiesta, con alegría. Es una mezcla de sufrimiento y alegría, difícil de entender para otras gentes.

Los militares tenían rodeado el Congreso Nacional con alambradas de púa e incluso bombas y dinamita instaladas para evitar que pasáramos. Nos lanzaron bombas lacrimógenas pero resistimos y avanzamos. Dispararon y cayeron heridos, felizmente ninguno murió. Nosotros habíamos logrado hacer un cerco con nuestra gente, rodeamos a las fuerzas militares. Nuestra estrategia consistió en coordinar en forma previa la actuación de cercos civiles de miles de personas organizadas en distintos anillos que, a medida que llegaban nuevas fuerzas policiales procedían a rodearlos nuevamente.

Siempre estuvieron rodeados por nuestra gente. Finalmente, en la noche del 20 de enero logramos entrar al Congreso Nacional. Una vez instalados en el interior llegaron algunos militares leales a Lucio Gutiérrez y comenzamos el proceso de conformación del Grupo de Salvación Nacional, integrado por un triunvirato compuesto por el presidente de la Conaie, Antonio Vargas, el coronel Lucio Gutiérrez y Carlos Solórzano, ex presidente de la Corte Suprema de Justicia”.

¿En qué momento aparece Lucio Gutiérrez?

“Cuando salimos hacia el palacio de gobierno nos topamos nuevamente con los generales y vivimos una situación muy tensa, porque o los generales ordenaban fusilar a todos quienes estuvimos en el levantamiento o nosotros los tomábamos presos. No sucedió ni lo uno ni lo otro y fue en ese momento, cuando se me generó una incógnita respecto del coronel Gutiérrez, que permanece hasta hoy. El renunció a integrar el triunvirato, dando paso a un general que, justamente, estaba del lado de los banqueros. Su argumento fue que con ello respetaba la institucionalidad y la jerarquía interna de las fuerzas armadas. Para nosotros la alternativa correcta era que Gutiérrez, formando parte del triunvirato, apresara a los generales y ascendiera a los coroneles que lo apoyaron a él y la lucha del pueblo ecuatoriano”.

EL LARGO TENTÁCULO DE LA CIA

¿Cómo ha sido la relación con el ahora presidente Lucio Gutiérrez?

“Tenemos diferencias, pero lo apoyamos. El llegó a tener el reconocimiento del cual gozó por ponerse junto a nosotros el 21 de enero de 2000. Sin embargo, formó su propio partido político (Movimiento Sociedad Patriótica 21 de Enero). Si su liderazgo nació a partir de un proceso indígena debió permanecer formando parte del movimiento Pachakutik, para forjar en conjunto los procesos futuros.

De hecho, nuestra intención era lanzar un candidato presidencial indígena de la Conaie. Pero la embajada norteamericana, que ha intentado infiltrar innumerables veces nuestra organización, impulsó la candidatura de un ex presidente de la Conaie. Aportaron dinero para tratar de romper nuestra organización. La candidatura de Auki Tituaña fue lanzada a través del ‘Miami Herald’. Dos meses después levantaron a Antonio Vargas, también ex presidente de la Conaie, utilizando el diario ‘El Comercio’, de Quito, subordinado a Estados Unidos. Así, generaron dos polos, ambos nacidos de la Conaie. Posteriormente, Auki Tituaña renunció a la candidatura, pero Vargas siguió adelante, obligándonos a apoyar a Lucio Gutiérrez porque no podíamos perder al electorado de la Conaie.

Antonio Vargas, el candidato de la embajada norteamericana, sacó menos de un 1 por ciento de la votación, pero con esa maniobra de la CIA perdimos la posibilidad de desarrollar nuestro objetivo inicial”.

¿Qué ideas y objetivos políticos comunes tienen el Movimiento Sociedad Patriótica 21 de Enero y Pachakutik, y cuáles son sus diferencias?

“Entre las diferencias está el hecho que Lucio Gutiérrez es un militar. Ello determinó que a pesar de que estuvo con nosotros en el alzamiento, siempre prevalecieron en él ciertos comportamientos basados en el esquema militar. No tengo certeza si comparte, más allá del discurso, nuestra férrea posición en contra de las privatizaciones. En cuanto a lo que nos une: claramente el llamado de su propia conciencia que lo hizo apoyar el levantamiento indígena contra la corrupción”.

Al menos en el discurso, ¿cuál es la posición de Gutiérrez en relación a las privatizaciones y otros temas de carácter estratégico? ¿Hay acuerdo con ustedes?

“En el ámbito del discurso, coincidimos en que hay que mejorar la eficiencia de las empresas nacionales, pero no pueden ser entregadas a manos particulares. En el tema de la deuda externa, le pedimos que sea muy explícito en manifestar una posición clara, porque las privatizaciones y la deuda externa han causado graves problemas sociales en nuestros países”.

¿Cuál es la posición de la Conaie frente a la deuda externa?

“Existen alternativas que van desde un canje de la deuda, moratoria, donde los recursos de la prórroga sirvan para reactivar la producción y generar recursos para pagarla; hasta plantear que la deuda está pagada. Nosotros no estamos por esta opción, aunque retóricamente muchas veces así lo manifestamos.

Yo pienso que está pagada y nos la han cobrado tantas veces, llevándose nuestros recursos naturales: el petróleo, la madera de nuestros bosques, el dinero de los ecuatorianos vía impuestos, etc. Sin embargo, en el marco de las negociaciones y de acuerdo al contexto internacional, probablemente tengamos que hacer algún tipo de negociación. Lo que no haremos es destinar casi el 50% del presupuesto nacional a pagarla, como han hecho los últimos gobiernos. Nuestra posición, en el peor de los casos, es destinar no más del 20% del presupuesto para ello. El resto de los recursos debe ser utilizado para enfrentar las necesidades del país”.

¿Cuál es la posición de la alianza gobernante frente al Alca?

“Nos preocupan algunas declaraciones de Lucio Gutiérrez, se ha mostrado abierto a avanzar hacia el Alca. Esperamos que sean sólo estrategias políticas, porque no compartimos que Ecuador ingrese a dicho acuerdo. Creemos en algo diferente, en una integración solidaria que respete la soberanía de cada uno de los países miembros. El Alca no garantiza eso”.

¿Qué apoyo tiene Lucio Gutiérrez en las fuerzas armadas?

“El avanzó mucho en generar un consenso nacional, incluyendo a las fuerzas armadas. Ha sido posible por la fuerza con que ha enfrentado a los políticos tradicionales. El hecho de no ser un político y no manejarse con los esquemas habituales, lo ha beneficiado. No son hechos fundamentales, pero en la coyuntura jugaron un rol importante”.

PATRIA LATINOAMERICANA

Existen varios procesos en América Latina, incluyendo Ecuador, que no sólo escapan a aquella lógica neoliberal que propugnó el fin de la historia y de las ideologías, sino que además enfrentan al modelo. El caso de Chávez (Hoy Maduro), Evo Morales en Bolivia y una situación con visos de insurrección de la sociedad civil en Argentina.

¿Cómo visualiza este escenario?

“Vemos que hay países como Chile en que el neoliberalismo genera todavía cierto grado de estabilidad. Sin embargo, en las demás naciones del continente el modelo ha fracasado y está llegando a su clímax. Los procesos de cambio impulsados desde los países que usted menciona, son producto entre otras cosas de las contradicciones generadas a partir de ese fracaso.

En Venezuela y Brasil, tenemos experiencias de cambio de carácter institucional y somos aliados de esos gobiernos. Asimismo, creo que todos tenemos mucho que aprender del proceso cubano. Cuba encarna la lucha de nuestros pueblos contra los intereses transnacionales. Todo esto debe llevarnos a comprender que es el momento que volvamos a ser una sola patria latinoamericana”.

En su opinión, ¿cuál es el principal aporte del proceso ecuatoriano a las otras experiencias de lucha en Latinoamérica?

“Comprender que indios y no indios tenemos problemas comunes. Los de la deuda externa, el libre mercado, la privatización de nuestras aguas y el intento de adueñarse de nuestros recursos naturales, en definitiva, el modelo económico. Creo que en estos largos procesos de defender nuestra dignidad como seres humanos, hemos construido un camino que hemos andado juntos. Todas estas luchas se han ido convirtiendo en las raíces que nos unen. Es necesario que vayamos hermanándonos -indios y no indios- en todos los aspectos de la vida, donde quiera que estemos. En Ecuador, después de tantos años finalmente nos miramos a los ojos y nos dijimos: somos parte de un pueblo, de una masa pobre.


Somos víctimas de un sistema económico que nos imponen y sólo nos queda unir nuestras fuerzas para luchar juntos. Espero que esta experiencia trascienda al resto de Latinoamérica” MANUEL HOLZAPFEL G. FUENTE:  http://rjlprensa.blogspot.com/