Por: Camila Morillo
En el año 2016 el currículo educativo fue modificado y
reestructurado con la finalidad de acoplarse a las necesidades de los
estudiantes. Las nuevas adaptaciones y objetivos fueron planteados con el fin
de que el proceso de enseñanza se cumpla, es decir, que el docente tenga
suficientes elementos para llegar a formar estudiantes innovadores, solidarios
y justos, llevando los conocimientos no solo de forma teórica sino también
práctica.
Junto con el currículo 2016 se aplicaron reajustes, adaptaciones y
actualizaciones a los tres textos educativos que son el del docente y los dos
del estudiante, con la visión de que el currículo y los libros tengan
coherencia en cuanto a los temas, subtemas, objetivos, destrezas con criterio
de desempeño, indicadores de logro y demás elementos que componen el mismo. Sin
embargo, pese a que en un principio los textos escolares auguraban ser una
herramienta positiva y de apoyo para el docente y estudiante. Con el pasar del
tiempo se empezaron a visualizar errores no solo de los contenidos, sino
también desde su estructura e incoherencia o poca relación que existe entre los
temas, los objetivos y las destreza con criterio de desempeño, también se
presentan distinta estructura entre los textos de las asignaturas de Ciencias
Naturales y Ciencias Sociales con las de Matemática, Lengua y Literatura.
Al realizar un breve análisis de los textos educativos del estudiante,
desde básica elemental hasta básica superior, se pudo corroborar que los
algunos objetivos no van acorde con los temas de cada unidad e incluso que
algunas de las destrezas no son desagregadas. Por lo que al leerlas se pensaría
que todo lo descrito se va a impartir a los estudiantes, cosa que es
completamente irreal, debido a que si se toma en cuenta los contenidos y las
temáticas a tratar junto con el tiempo que los docentes tienen para dar su
clase es evidente que no se logra cumplir con la destreza en su totalidad, por
tal motivo tampoco con el criterio e indicador de evaluación.
Así mismo, se puso en evidencia que existen contenidos muy extensos y
con alto grado de dificultad para el año escolar al que va dirigido el libro e
incluso que los contenidos presentan información incompleta en la que no se da
a conocer de forma más clara y amplia sobre temáticas básicas que los
estudiantes deberían conocer como por ejemplo en el libro de tercero y cuarto
año de Educación General Básica EGB: que los animales según su medio se dividen
en terrestres, acuáticos y aéreos o que las capas de la tierra son corteza
terrestre, manto, núcleo externo, núcleo interno, hidrosfera y litosfera. Esta
información es importante y de relevancia para los estudiantes, pero no es
tomada en cuenta de forma adecuada y pasan desaparecidos y como no está en el
libro, pues muchos docentes simplemente se limitan a dar lo que en el texto
está descrito y nada más.
Además, al inicio de cada unidad, se deben activar conocimientos previos
a la temática a tratar y pese a que dentro de cada texto están las preguntas
generadoras acompañadas en su mayoría de imágenes ilustrativas, no siempre
estas presentan relación entre sí. Lo que deja entrever que desde el inicio se
tendrán inconvenientes al momento de dar las clases. De igual forma , las
unidades se cierran con proyectos que debe elaborar el estudiante con la guía
del docente, sin embargo, los temas de varios de estos no van enlazados con los
subtemas de la unidad previamente vistos y es ahí cuando existe un desfase y
poca complementación entre contenidos.
Ahora bien, por las razones ya expuestas de forma breve, podemos mencionar que para brindar al estudiante una educación de calidad deberían primero revisarse los textos, estructura y contenidos que los componen por lo que sería importante que las instituciones educativas públicas como es el Ministerio de Educación en conjunto con organizaciones de docentes y técnicos educativos que tengan amplio conocimiento acerca de la realidad social, contenidos teóricos y estructuras curriculares, realicen los cambios correspondientes que cumplan no solo con acoplar los textos al currículo sino también a las necesidades educativas y nuevas metodologías de enseñanza.
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