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lunes, 11 de septiembre de 2017

RESTAN 200 MINAS POR ARRANCAR DE TIWINTZA

Estacas, palas, brochas, alicates, son parte de las
herramientas de los desminadores. Estas no generan chispas.
En hojas de cuaderno los soldados ecuatorianos trazaron los croquis correspondientes a los campos minados sembrados en torno a los destacamentos que defendían en la denominada Guerra del Cenepa, en 1995. Dibujaron árboles, ríos, laderas, con referencia en el número de pasos, puntos cardinales. Utilizaban brújulas. No había GPS.

Esta documentación ha sido primordial en las tareas de desminado que cumplen los militares en la frontera con Perú, incluido el 1 kilómetro cuadrado de Tiwintza, delimitado en territorio peruano luego de la firma de la paz. Allí no hay soberanía nacional. El paso depende de acuerdos entre cancillerías.

Los croquis trazados a mano corroboran la existencia en Tiwintza de diez campos minados, pero tres adicionales fueron detectados dentro del trabajo conjunto de militares ecuatorianos y peruanos.

La tarea empezó en el 2015 con tres intervenciones por año, cada una de 20 días, refiere el teniente coronel Ignacio Fiallo, comandante ecuatoriano de la Unidad de Desminado. Él indica que en Tiwintza habría alrededor de 650 minas, de las cuales resta neutralizar 200.

“Si el papel nos dice que en este campo se ha sembrado tal número de minas, nosotros debemos encontrar ese número de minas para considerar que ha sido una operación exitosa”, refiere sobre los croquis.

El jueves 7, en Tiwintza, un equipo de EL UNIVERSO es testigo del trabajo que cumplen las cuadrillas binacionales de desminadores, en la primera vez en 22 años que civiles acceden al histórico destacamento en medio de la selva amazónica. Los tenientes Saúl Alomoto, de Ecuador, y Henry Reátegui, de Perú, están al mando.

Este jueves a Reátegui le corresponde dar las órdenes y recordar a los soldados la importancia de precautelar la integridad. Habla de ceñirse al protocolo, que es específico para el sitio y se llama Tiwintza. Dice que la evacuación aereomédica se realizará con un helicóptero peruano y que el herido será llevado al hospital de Macas.

Si no hay condiciones meteorológicas para el vuelo del helicóptero, no hay desminado, comenta el comandante Fiallo, una vez que los soldados se han adentrado a la espesa selva, a través de una ruta de cinta amarilla con la palabra Peligro.

Los nacionales Martínez, Naranjo, Tapia, y el peruano Huapaya, son parte del personal de desminadores. Están provistos de pechera, protector de ingle, visor y botas, todas con láminas de kevlar, material liviano y resistente a altas temperaturas.

Las minas antipersonales fueron pensadas para mutilar piernas, provocando la necesidad de evacuar al herido, diezmando el número de hombres en el campo de batalla. Según Fiallo, no ha habido accidentes en la labor de desminado, que es compleja y que en el país empezó en el 2000.

Los hombres utilizan detectores de metales. Luego intervienen con palas, brochas. La extracción lo hace un supervisor y al final de la jornada provocan el estallido de todas las minas encontradas.

Fiallo comenta que el conflicto dejó contaminadas las provincias de El Oro, Loja y Pastaza, Zamora Chinchipe y Morona Santiago, que resta el retiro de 4.100 unidades explosivas. Ya se han neutralizado más de 11.000, en 17 años. (I)

Desminado
Los ecuatorianos cuentan con una unidad de canes explosivistas, para corroborar que no hayan quedado minas, una vez que pasó la detección manual. Asimismo, el Ejército cuenta con un robot provisto de martillos para neutralizar los explosivos conforme cubre un área. En el conflicto de 1995, Ecuador utilizó minas antipersonales de origen brasileño; Perú sembró minas de procedencia rusa. Diario el Universo.
El teniente peruano Henry Reátegui (i) y el teniente coronel ecuatoriano Ignacio Fiallo comparten la mesa, el miércoles 6.
En Tiwintza, los soldados de Ecuador y Perú comparten áreas como la cocina y el comedor, no así las carpas dormitorio.



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