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Daños. Desde el primer día, Jiménez dice que tuvo daño a su tobillo por el uso del dispositivo. (Henry Lapo / expreso) |
Aceptó que un dispositivo electrónico
negro apriete su tobillo de la pierna izquierda a cambio de poder abrazar a su
familia. Cléver Jiménez, exasambleísta de Pachakutik, dice que su situación es
‘humillante’.
Aceptó
que un dispositivo electrónico negro apriete su tobillo de la pierna izquierda
a cambio de poder abrazar a su familia. Cléver Jiménez, exasambleísta de
Pachakutik, dice que su situación es ‘humillante’.
Se
consuela pensando en que era eso o seguir en la clandestinidad en la que vivió
por ocho meses para evitar ir a prisión por el delito de supuestas injurias al
expresidente de la República Rafael Correa.
La
conjueza Magaly Soledispa ordenó, a inicios de mes, el uso del dispositivo y
que se presente semanalmente ante la autoridad. El martes 22 de julio, Jiménez
fue a la Fiscalía y salió con el aparato de localización en su pierna
izquierda.
Por
ahora se acostumbra a su ‘nuevo compañero’, mientras se desplaza entre Quito y
Zamora. Tendrá que tenerlo hasta que su situación se decida en un juicio que
aún no tiene fecha. Jiménez y su exasesor, Fernando Villavicencio, fueron
investigados por la presunta divulgación de correos electrónicos del
exmandatario. El segundo está esperando asilo político en Lima.
El
exasambleísta recibió a EXPRESO en su departamento, en Quito. Está seguro de
que su actual situación es una persecución por las denuncias que presentó.
Asegura que aún tiene documentos para sustentar sus sospechas de actos de
corrupción.
El
aparato, cuenta, pesa casi 200 gramos y le causa molestias en su tobillo. “Me
estaba pelando y tuve que ponerme una venda”, explica mientras muestra la zona
afectada.
Y la
molestia es permanente. Al caminar, lo siente pesado, incómodo, molesto.
También le causa complicaciones para dormir. Bañarse es menos difícil: al menos
ya se acostumbró. Eso sí, sabe que mientras lo use no podrá zambullirse en una
piscina o sumergirse en el mar, que tanto le gusta.
Hace
lo posible por adaptarse a la nueva situación. Aunque se siente fortalecido
insiste en que es “inhumano para cualquier persona”. La peor parte, sin
embargo, es el impacto psicológico.
Pero
lo que más le desagrada es tener que pasar cuatro horas con la pierna extendida
mientras el aparato se carga a través de un conector eléctrico enchufado en un
tomacorriente de la pared. Esa rutina, a la que califica como ‘estresante’, la
debe cumplir cada ocho horas. Para que no se le olvide, funcionarios del
Ministerio de Justicia desde el ECU-911 le alertan si el dispositivo se está
descargando.
Cuando
viaja a Zamora para ver a su familia dispone de una batería externa que le
ayuda en el viaje de casi 12 horas.
El
22, ya con el dispositivo en su pierna, vio a sus hijos después de ocho meses.
En su inocencia, el mayor trató de ‘librarle’ del localizador. Ese día hubo un
homenaje de sus amigos, familiares y simpatizantes que lo recibieron con una
caravana. Pero de la felicidad, Jiménez pasa a la sospecha: siente que su vida
está en peligro porque “me tienen vigilado”.
El
dispositivo no graba nada, asegura el Gobierno
Se
los conoce como ‘brazaletes’. Sin embargo, Liliana Guzmán, viceministra de
Atención a Personas Privadas de la Libertad del Ministerio de Justicia, precisa
que el nombre correcto es ‘dispositivo de georreferenciación’. El uso de esos
dispositivos, como alternativa a la prisión consta en el Código Orgánico
Integral Penal (COIP).
El
ministerio, recuerda la funcionaria, no decide quién los usa, sino que es una
decisión de los jueces.
Se
adquirieron alrededor de 5.000 aparatos de tres clases: las tobilleras (3.000)
de libre circulación como la que usa Cléver Jiménez.
Hay,
además, 600 aparatos más que son dobles. Es decir un localizador y un
brazalete. Estos se entregan a víctimas y agresores. En caso de que se acerquen
llegará una notificación a la Policía Nacional.
Actualmente,
317 personas utilizan los brazaletes en todo el país. La mayoría de los
aparatos, según las estadísticas oficiales, se utilizan por un cambio de
régimen en las penas de los acusados. FUENTE: DIARIO EL EXPRESO.
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Cuatro horas. Tiempo que demora en cargarse el dispositivo de localización. |
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