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Jóvenes en rehabilitación que laboran en el bar del Instituto de Neurociencias, como parte de un programa de resinserción laboral de la institución. Foto: William Orellana / EL TELÉGRAFO |
Control a consumo de drogas inicia en
casa
Los especialistas recomiendan a los
padres de familia vigilar los posibles cambios en la conducta de sus hijos,
para encontrar ayuda a tiempo.
(nombre
protegido) tenía 15 años cuando empezó a consumir marihuana, “tratando de
olvidar” la enfermedad de su madre, sus necesidades económicas y la ausencia de
un padre que no conoció.
Quince
años después, tras la muerte de su mamá en noviembre de 2016, con ayuda de un
tío materno llegó al Instituto de Neurociencias (INC) para dejar la adicción.
Hoy lleva 7 meses “limpio”, aunque confiesa que a veces siente la tentación de
“pegarse un pipazo”.
Pero
se abstiene y piensa en sus metas: “seguir los últimos estudios para obtener el
título de Ingeniero Comercial y conseguir un trabajo”. Así lo dice mientras
labora en el bar del INC, como parte del programa de Reinserción Laboral de la
Unidad de Conductas Adictivas del INC.
Su
compañera, Jenny (nombre protegido), tenía 13 años cuando empezó a consumir
drogas en Italia. Dice que su madre trabajaba hasta las 21:00 y para mantenerla
ocupada la inscribió en un curso de fútbol. “Tuve una niñez muy difícil. No
tenía trabajo y me dedicaba a robar y a prostituirme. Por encajar con mis
amigos comencé a fumar heroína y a los 15 el crack”. A los 17 se fue de la casa
y, aunque intentó dejar las drogas, se le dificultaba porque su pareja y amigos
también consumían. Llegó a mezclar ambas con otra que le suministraban en una
clínica para controlar la abstinencia. Así estuvo por años hasta que en 2015
tuvo una sobredosis que la mantuvo 2 semanas en un hospital.
En
diciembre de ese año vino a Ecuador con su madre y no consumió hasta que en
enero de 2016 volvió a Italia, recayó y tuvo problemas con la ley. En febrero
volvió a su país de origen para rehabilitarse, pero se fue a casa de unos
amigos y continuó fumando heroína y crack hasta que las reemplazó. “Inhalaba
‘H’ y fumaba pipazos con coca”.
Así
estuvo 3 meses hasta que se internó en la UCA. “Fue duro al comienzo, pero hoy
siento que nací de nuevo”, señala la joven de 27 años.
El
Informe Mundial sobre las Drogas 2016, de la Oficina de las Naciones Unidas
Contra la Droga y el Delito (Unodc), señala que 1 de cada 20 adultos (casi 250
millones) de 15 a 64 años, consumieron por lo menos una droga en 2014. Aunque
el número de muertes por esa causa fue 207.400 (43,5 por millón de personas) y
ha permanecido estable, “sigue siendo inaceptable y evitable”.
Hoy,
en el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito
de Drogas, las cifras invitan a reflexionar que la drogadicción y el
narcotráfico son una grave amenaza para la integridad física, mental y moral de
la sociedad.
La
psiquiatra Paola Escobar, coordinadora de Investigación del INC, recomienda a
los padres estar más atentos a la conducta de sus hijos: “al cambio brusco de
su comportamiento, de su grupo de amigos, su rendimiento escolar, su
intolerancia a recibir un consejo. Hay que realizar actividades familiares,
dialogar, establecer normas y castigos”.
La
psiquiatra María Luisa Meneses, líder de Salud Mental del Hospital de
Especialidades Guayaquil Abel Gilbert Pontón, también es partidaria de integrar
más a la familia, hacer deportes juntos y estar pendientes de sus necesidades.
(I) Fuente: Diario El Telégrafo.
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